Generó sorpresa (bueno, no tanto) que futbolistas reconocidos, algunos todavía activos, hayan sido reclutados por el partido oficial para las próximas elecciones. Esto, a pesar de que hace pocos años el Máximo Líder criticó a la partidocracia por candidatizar a cantantes, faranduleros y gente del fútbol. La gran razón para este cambiazo, según el Segundo Máximo Líder, se debe al gran humanismo de los jugadores. Por supuesto, no se refería al profundo humanismo que algunos de los futbolistas han exhibido en sus juicios de alimentos, sino al que muestran con sus fundaciones.
En todo caso, esa preocupación social de los jugadores es añeja pues data de antes del Mundial del 2002. ¿Tuvieron que pasar 10 años para que los políticos cayeran en cuenta de que esas fundaciones necesitaban ayuda? Claro que no. Este es otro caso de manipulación que el poder hace con nuestro fútbol. Ya hay un ministro arquero (que más parece volante hachero), ya hay clásico del Yasuní, Aucas es cada vez más oficialista y solo falta que el balón oficial del torneo sea verde limón.