El entrenador argentino Luis Soler levantó sus manos al cielo dando gracias a Dios por el triunfo de su equipo ante El Nacional. Por cerca de un minuto se quedó en la zona técnica observando a su alrededor y luego se dirigió al campo de juego. Con una palmada y un estrechón de manos felicitó a cada uno de sus dirigidos.
Los delanteros Byron Cano y Miller Castillo se abrazaron efusivamente, por 30 segundos, en la mitad de la cancha del estadio Alejandro Serrano A. Igual lo hicieron otros jugadores del Deportivo Cuenca tras el pitazo final del árbitro Samuel Haro. La hinchada se puso de pie para aplaudir.
Para Soler y sus jugadores no fue una victoria más. Son tres puntos vitales para la permanencia del DT. Con apuros y sustos pasó el primer examen de los tres cotejos que Soler se impuso y la dirigencia lo condicionó que sumara 7 de los 9 puntos en disputa.
La tensión acumulada durante la semana se desató a los 23 minutos de juego con la anotación del delantero Byron Cano, quien con clase puso el balón por encima del cuerpo del arquero Bonard García. La jugada nació de los pies del volante Miguel Bravo.
Después del gol, Cano corrió a encontrase con Soler. De lejos se juntaron sus manos y con cierta ternura se abrazaron. Hubo gran emoción. Luego se unieron al festejo Bravo y el capitán del equipo, Omar Andrade. En los graderíos se vivió con emoción la anotación del jugador número 24.
Cano lleva el 24 en homenaje a su provincia: Santa Elena, la última creada. Él es un agradecido con Soler porque le perdonó en más de una ocasión sus actos de indisciplina y convivencia. “Es como mi hijo”, comentó el estratega al final del compromiso.
La anotación de Cano fue consecuencia de su insistencia. A los seis minutos ya puso en alerta a García, tras una jugada entre Andrade y el juvenil Andrés López. A los 39 minutos también llegó con peligro. De las tres llegadas del primer tiempo concretó una.
El Nacional controló menos el balón pero tuvo más jugadas ofensivas con Édison Preciado, Marcos Caicedo y Edmundo Zura, de larga distancia, tiro libre e incursión en el área. A los atacantes les faltó tranquilidad y puntería.
En la segunda etapa, el equipo visitante mejoró considerablemente con el ingreso del volante Hugo Vélez, quien sustituyó al juvenil Bryan Oña. Su presencia le dio mayor movilidad y profundidad a la ofensiva del conjunto dirigido por Sixto Vizuete.
[[OBJECT]]
El Nacional, que tuvo el respaldo de unos 150 militares en los graderíos de la general norte, contó con Caicedo y Preciado como sus más peligrosos atacantes. A los 55 minutos, Haro no pitó un desplazamiento del paraguayo Miguel Paniagua dentro del área en contra de Edmundo Zura. Tampoco hubo demasiado reclamo.
Un minuto más tarde, Bravo sacó el balón de la línea de meta tras un potente disparo del defensa John Narváez, ex Deportivo Cuenca. La hinchada contuvo su respiración porque parecía que se llegaba el gol. En los últimos minutos de juego, Zura y Preciado estuvieron cerca del empate.
Por justicia, El Nacional se merecía el empate. En el segundo tiempo, el local se dedicó a contragolpear. Por eso, con cierta molestia, Vizuete calificó al Dep. Cuenca como “equipo ultradefensivo” .
Su pronunciamiento se basa en que el ‘Expreso Austral’ se metió atrás, se defendió con cinco jugadores. “Así juega de local y visitante, eso complica”, sostuvo.
Según Vizuete, la desesperación de los jugadores por salir de la incómoda posición en la tabla hace que cometan una serie de imprecisiones. “Eso sale de nuestras manos”, se justificó.
Soler fue categórico ante la prensa: “Necesitábamos ganar y ganamos”. Eso en referencia a la tensión que se vivió durante la semana. Al técnico le dejó conforme la actitud y el compromiso de los jugadores en la cancha. “No solo conmigo sino con el club”.
El Nacional se quedó con 14 puntos y Dep. Cuenca sumó 12 unidades. Las próximas dos finales de Soler serán ante Técnico Universitario y Liga de Loja, el miércoles y domingo próximos.