El Flamengo tuvo que huir hoy de la furia de su popular “torcida“, que “armada“ con huevos lo esperó en el Aeropuerto Internacional de Río de Janeiro para manifestar su irritación por la “inexplicable” derrota por 3-2 sufrida ante el Emelec, en la fase de grupos de la Copa Libertadores de América.
Según informan hoy medios brasileños, jugadores y comisión técnica del “Mengao” tuvieron que improvisar una estrategia de fuga para eludir a los ofuscados integrantes de una de sus “barras bravas“, y lograron salir ilesos por el sector de embarque de la terminal aérea sin que la prensa pudiera registrar su regreso al país.
El traspié no solo puso en jaque la permanencia del equipo en el torneo, sino que también dejó en la cuerda floja al técnico Joel Santana, quien además de quedar perplejo por el resultado, carga con el peso de rumores sobre su posible alejamiento del cargo, aún no confirmados. “No hay como explicar lo inexplicable. Sufrimos los goles de cabeza, lo cual ya sabíamos que ellos harían. Ahora tenemos que volver y pensar en ganarle a Vasco y después a Lanús. Vamos a ver qué va a pasar”, manifestó el entrenador, aludiendo al choque clave que sus pupilos disputarán ante Vasco da Gama, en un “superclásico” carioca en el que estará hoy en juego el pase a las semifinales del torneo provincial.
Para seguir soñando con el título en la Libertadores, Flamengo no sólo está obligado a derrotar a Lanús, al que enfrentará en Río el próximo 12 de abril, sino que además debe esperar que el mismo día Emelec obtenga un empate ante Olimpia, que lo recibirá en casa. Cualquier otro resultado en ese encuentro decretará la definitiva eliminación del “rojinegro” del torneo.
Para lograr el milagro, y pese a la categórica demostración de enojo, Santana apeló al apoyo de la aguerrida hinchada flamenguista, la mayor de Brasil. “La hinchada de Flamengo siempre va a estar con el equipo, es apasionada y aún con la mala situación no lo abandona. Es mediante el sacrificio que ella se supera”, declaró.
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