Los títulos se ganan con la palabra
El psicólogo Víctor Guamán se vale de las charlas grupales e individuales para conocer a los jugadores del Independiente. Fotos: Carlos Rojas, Mario Egas, y archivo / EL COMERCIO Al aire libre.
Al jugador de fútbol hay que enseñarle primero a perder y luego a ganar. Así lo expresa sin tapujos el psicólogo Víctor Guamán, especialista que labora en el Independiente del Valle desde este año.
Con 36 años y graduado en la Universidad Central, el profesional no se reprime al afirmar que para motivar a los chicos y a los jugadores del primer plantel del club de Sangolquí utiliza también metodologías ya probadas en el todo ganador Barcelona de España y en el Uruguay.
No usa mandil. Por el contrario, se camufla con el calentador deportivo del club y parece uno más de los que allí colaboran con los entrenamientos. Y de hecho, para él la parte motivacional es tan importante como entrenarse física y tácticamente. Así, si un deportista se lesiona, falla un penal o malogra solo frente a la portería un tanto que parecía fácil, el jugador tendrá mejores opciones de superar ese mal momento.
Al principio, Guamán, de tez trigueña y con una voz que parece sacada de los manuales de motivación, sentía que muchos de los jugadores del primer plantel iban obligados a dialogar con él. Ahora, tras nueve meses de charlas grupales e individuales, incluso hay futbolistas que van voluntaria y periódicamente a su consulta. Él recalca que la psicología no es para personas que tengan problemas mentales o estén “locas”. “Esa idea aún se mantiene pero poco a poco ha ido cambiando”, dice detrás del escritorio en su pequeña oficina que, aunque caben solo un par de sillas se denomina ‘departamento de salud mental’.
Por el momento trabaja solo, pero espera contar con más colaboradores en un futuro.
Uno los jugadores que más acude a dialogar voluntariamente con él es Leonel Ramírez, oriundo de Santo Domingo y de 18 años. El jugador ha encontrado en el psicólogo una persona a quien pedirle consejos. “Muchos de los futbolistas no están preparados para la fama, el éxito y el dinero. Ramírez, en cambio, medita bien sus decisiones y a más de ser un gran jugador tiene un proyecto de vida serio”, asegura Guamán, quien añade que también hay otros futbolistas que conversan con él sobre diversos aspectos de la vida, desde inversiones económicas hasta temas del ‘corazón’.
Para captar la atención de los jugadores se ha valido de múltiples plataformas audiovisuales. Por ejemplo, las canciones de salsa y de hip hop han sido útiles para captar el interés de los más jóvenes. En el Independiente, entre el equipo de primera y las formativas hay unos 150 deportistas.
Sus charlas no pasan de los 25 minutos, que es el tiempo de atención que tienen los más jóvenes en el club. Y para aprovechar mejor ese tiempo, él se vale también de fragmentos de escenas impactantes de películas como ‘Rocky’, ‘Gladiador’ y otras. “Hay diversas formas de entender y de llegar. El psicólogo trata de conocer la realidad de cada jugador y a partir de eso encontrar soluciones a los problemas de cada uno”, asegura.
En su paso por el club de Sangolquí siente que ya ha logrado cambios positivos. Por ejemplo, recalca que el trabajo psicológico en un equipo debe ser un proceso en el que se debe mejorar la actitud del jugador. Ese proceso es preferible empezarlo desde edades tempranas.
Asad logró títulos con entrenamiento y motivación
Julio Asad ha sido exitoso en el fútbol ecuatoriano. Con el Olmedo y el Deportivo Cuenca logró los títulos del 2000 y el 2004, en ese orden. Esos, hasta el momento, son los únicos campeonatos que ostentan clubes que no sean de Quito ni de Guayaquil.
En su época como jugador se destacó en el Vélez Sarfield de la Primera División argentina y como entrenador ha sabido sacar lo mejor de cada vivencia, dentro y fuera de la cancha, para transmitirlas a sus jugadores.
Por eso él es de los técnicos que conversa permanentemente y trata de que sus pupilos ingresen al campo de juego con el ánimo en alto. Sus charlas “dependen del momento”. Pero en ocasiones también se ha valido de otras personas para sus propósitos. Fue el caso en el título cuencano.
En la liguilla del 2004 el ‘Turco’ invitó a Jefferson Pérez para que conversara con sus jugadores. El campeón mundial y olímpico de marcha acudió a la cita. Asad recuerda que las frases del marchista azuayo, como no rendirse ante las adversidades y continuar a pesar de todo, calaron hondo en su grupo y eso también contribuyó a la campaña que les permitió conseguir el campeonato.
Con el Olmedo, en cambio, la táctica fue diferente. En ese 2000 el ‘Turco’ se valió de la idea de “alcanzar los sueños”. En los entrenamientos, sobre todo en la liguilla final, el DT argentino les recalcaba a sus jugadores que “todo puede ser posible con trabajo y entrenamiento”. Ese grupo también se coronó campeón.
Luego, el ‘Turco’ también tomó a la Liga de Quito en la Serie B y retornó con los albos a la A. Y ahora está al frente del Aucas, en la Segunda categoría. Asad sabe que es un reto, porque en esa serie las canchas no son de las mejores y sus rivales dan todo para derrotar a los orientales.
Desde que llegó al Aucas ha intentado conocer a sus jugadores. No los obliga a conversar con él pero sí intenta que ellos sepan que pueden encontrar en él a un amigo y hasta a un padre. “Intento escuchar a los futbolistas y si es el caso hasta darles un consejo”, se sinceró el DT que en el 2008 superó una enfermedad cerebrovascular.
En el ‘Ídolo del Pueblo’ también se hizo cercano de Jaime Kaviedes, el habilidoso jugador que constantemente ha tenido problemas personales y de disciplina. Para Asad, el ‘Nine’ es uno de los mejores futbolistas que ha tenido el país y desde el inicio le llamó la atención su “humildad y sencillez”. “A un jugador como él siempre tratas de darle una mano”, aseguró.
Otro entrenador que se la jugó por un deportista con un pasado problemático fue Rubén Darío Insúa, actual técnico del Deportivo Quito. En el 2009, en su primer ciclo al frente del club chulla, le ofrecieron a Michael Arroyo, deportista que en ese entonces estuvo suspendido algunos meses por consumir drogas. Entonces, Insúa asumió la decisión de contratar al volante que contribuyó en el bicampeonato de la AKD, que luego pasó por México y que hoy se destaca en el Barcelona. “Lo importante no es recuperar al jugador como sí recuperar a la persona”, sostiene el entrenador.
sus decisiones y a más de ser un gran jugador tiene un proyecto de vida serio”, asegura Guamán, quien añade que también hay otros futbolistas que conversan con él sobre diversos aspectos de la vida, desde inversiones económicas hasta temas del ‘corazón’.
Para captar la atención de los jugadores se ha valido de múltiples plataformas audiovisuales. Por ejemplo, las canciones de salsa y de hip hop han sido útiles para captar el interés de los más jóvenes. En el Independiente, entre el equipo de primera y las formativas hay unos 150 deportistas.
Sus charlas no pasan de los 25 minutos, que es el tiempo de atención que tienen los más jóvenes en el club. Y para aprovechar mejor ese tiempo, él se vale también de fragmentos de escenas impactantes de películas como ‘Rocky’, ‘Gladiador’ y otras. “Hay diversas formas de entender y de llegar. El psicólogo trata de conocer la realidad de cada jugador y a partir de eso encontrar soluciones a los problemas de cada uno”, asegura.
En su paso por el club de Sangolquí siente que ya ha logrado cambios positivos. Por ejemplo, recalca que el trabajo psicológico en un equipo debe ser un proceso en el que se debe mejorar la actitud del jugador. Ese proceso es preferible empezarlo desde edades tempranas.
Asad logró títulos con entrenamiento y motivación
Julio Asad ha sido exitoso en el fútbol ecuatoriano. Con el Olmedo y el Deportivo Cuenca logró los títulos del 2000 y el 2004, en ese orden. Esos, hasta el momento, son los únicos campeonatos que ostentan clubes que no sean de Quito ni de Guayaquil.
En su época como jugador se destacó en el Vélez Sarfield de la Primera División argentina y como entrenador ha sabido sacar lo mejor de cada vivencia, dentro y fuera de la cancha, para transmitirlas a sus jugadores.
Por eso él es de los técnicos que conversa permanentemente y trata de que sus pupilos ingresen al campo de juego con el ánimo en alto. Sus charlas “dependen del momento”. Pero en ocasiones también se ha valido de otras personas para sus propósitos. Fue el caso en el título cuencano.
En la liguilla del 2004 el ‘Turco’ invitó a Jefferson Pérez para que conversara con sus jugadores. El campeón mundial y olímpico de marcha acudió a la cita. Asad recuerda que las frases del marchista azuayo, como no rendirse ante las adversidades y continuar a pesar de todo, calaron hondo en su grupo y eso también contribuyó a la campaña que les permitió conseguir el campeonato.
Con el Olmedo, en cambio, la táctica fue diferente. En ese 2000 el ‘Turco’ se valió de la idea de “alcanzar los sueños”. En los entrenamientos, sobre todo en la liguilla final, el DT argentino les recalcaba a sus jugadores que “todo puede ser posible con trabajo y entrenamiento”. Ese grupo también se coronó campeón.
Luego, el ‘Turco’ también tomó a la Liga de Quito en la Serie B y retornó con los albos a la A. Y ahora está al frente del Aucas, en la Segunda categoría. Asad sabe que es un reto, porque en esa serie las canchas no son de las mejores y sus rivales dan todo para derrotar a los orientales.
Desde que llegó al Aucas ha intentado conocer a sus jugadores. No los obliga a conversar con él pero sí intenta que ellos sepan que pueden encontrar en él a un amigo y hasta a un padre. “Intento escuchar a los futbolistas y si es el caso hasta darles un consejo”, se sinceró el DT que en el 2008 superó una enfermedad cerebrovascular.
En el ‘Ídolo del Pueblo’ también se hizo cercano de Jaime Kaviedes, el habilidoso jugador que constantemente ha tenido problemas personales y de disciplina. Para Asad, el ‘Nine’ es uno de los mejores futbolistas que ha tenido el país y desde el inicio le llamó la atención su “humildad y sencillez”. “A un jugador como él siempre tratas de darle una mano”, aseguró.
Otro entrenador que se la jugó por un deportista con un pasado problemático fue Rubén Darío Insúa, actual técnico del Deportivo Quito. En el 2009, en su primer ciclo al frente del club chulla, le ofrecieron a Michael Arroyo, deportista que en ese entonces estuvo suspendido algunos meses por consumir drogas. Entonces, Insúa asumió la decisión de contratar al volante que contribuyó en el bicampeonato de la AKD, que luego pasó por México y que hoy se destaca en el Barcelona. “Lo importante no es recuperar al jugador como sí recuperar a la persona”, sostiene el entrenador.
Los criterios de los especialistas
El psicólogo debe ser parte del cuerpo técnico y trabajar coordinadamente con los entrenadores. Eso sostiene Víctor Guamán, en el Independiente del Valle.
El deporte y el fútbol son disciplinas donde prima la cabeza. El cuerpo hace lo que le dice la cabeza. Así lo asegura el especialista en psicología Oswaldo Salazar.
El psicólogo debe buscar la empatía con los deportistas. Así se genera la confianza para que los chicos se acerquen al especialista, según Salazar, experto desde los 70.
En Liga de Quito también hay dos personas especializadas en Psicología. Allí también trabajan con los chicos de las divisiones formativas y los profesionales.
En El Nacional, de momento, no hay un especialista que esté a cargo de la parte emotiva y afectiva. Hace un par de años, de eso se encargaba Patricio Cevallos.
Algo común en los clubes de la Primera División son las charlas de motivación. Cada cierto tiempo llegan motivadores que tratan de elevar el ánimo de los futbolistas.
Entrevista
Rubén Darío Insúa / DT del Deportivo Quito
‘En fútbol, disciplina no es castigo’
Cuando el grupo pasa por un mal momento o algún jugador está alicaído, ¿qué hace para levantar al equipo ?
Eso depende de múltiples factores. Primero de las características del conductor (DT), de su forma de ser, de lo que busque dentro y fuera de la cancha en cuanto a las normas de convivencia. Cuando un jugador está en un equipo grande como el Quito, su autoestima casi siempre debería estar alta, porque está en un lugar de privilegio, donde cualquier futbolista quisiera permanecer. Después depende de otros factores. Conocer los problemas, la idiosincrasia, rasgos culturales, saber por qué no ha rendido...
¿Cómo encontró al grupo en esta nueva etapa?
Cuando llegué el equipo venía de una crisis que había durado tres meses. De haber perdido un partido de la Libertadores por seis goles de diferencia, que es un marcador atípico, y eso -generalmente- destruye la confianza, modifica los objetivos.
El entrenador es también un psicólogo... ¿cómo se llega a un jugador ?
Depende del momento y del conductor, que en este caso soy yo. A veces es el diálogo, a veces con gestos y, en ocasiones, a través de decisiones. Al jugador hay que mandarle mensajes permanentemente. Si un futbolista no se entrena bien, no juega. En un club grande se necesitan jugadores profesionales. Después también hay normas de conducta, de convivencia, de trabajo.
¿Observa a sus dirigidos dentro y fuera de la cancha?
Sí, mucho. Cuando hice el curso de técnico la psicología fue la materia que más me interesó. La psicología no es ni más ni menos entender la conducta humana; tengo un amigo sociólogo con el que intercambio ideas. También leo y estudio sobre el tema.
¿Cómo aplica esos conocimientos?
Trato de meterme en la cabeza de cada jugador, para saber qué cosas buenas puedo sacar de él y en qué corregirlo. La palabra disciplina a veces es mal utilizada. Disciplina significa la suma de cosas bien hechas todos los días. No significa castigo. Me gusta hacer docencia. Desde que soy técnico jamás puse una multa a un futbolista. Prefiero herirlo (recalca la palabra y vuelve a repetirla) excluyéndolo del equipo. Así el jugador aprende a valorar que es para lo que está el futbolista.