Al empezar 1987, vivían a cinco cuadras de distancia: Sergio Markarián en Bulevar Artigas 3999 y Óscar Tabárez en Enrique García Peña 2771.
Así que aquella calurosa tarde del 7 de marzo se juntaron en la esquina de Millán y Asencio; en el antiguo -hoy remodelado- y tradicional Bar Británico.
Por entonces eran los nuevos entrenadores de Nacional y Peñarol; por ese carril transcurrió la charla que incluyó hasta la presencia de algún parroquiano acodado al mostrador y el pedido de “dos cortados”.
Después, se saludaron y, obviamente, se fueron: pero no hacia sus casas, sino para un futuro que se fue ensanchando en forma venturosa para ambos con el transcurso de los años. Ganaron títulos. Consideración. Fama.
Volvieron a reunirse el 11 de julio, en el debut de Uruguay y Perú en la Copa América, pero sólo se trató de un tanteo, una aproximación de un juego de primera fase.
La que valió fue la del martes último en la que ganó Uruguay.
La memoria no recuerda quién pagó la vuelta hace 24 años. En esta Copa le tocó a Markarián. Después, como aquella vez, se fueron los dos hacia un futuro que promete seguir ensanchándose; para Tabárez, quizá mañana con un título de campeón.