L e dicen maestro, pero no solo por sus conocimientos y su sabiduría. Hace 30 años era profesor de escuela, antes de dedicarse a entrenar a nivel profesional.
Óscar Washington Tabárez abandonó la docencia y empezó a dirigir en 1980, cuando asumió el mando de las juveniles de Bella Vista. Su gran éxito llegó en 1990 cuando dirigió a la selección de Uruguay en el Mundial de Italia 1990. Ahí, La ‘Celeste’ logró su única victoria mundialista en los últimos 17 partidos: ante Corea del Sur gracias a un gol de Daniel Fonseca. Una victoria en 40 años y una clasificación tortuosa que no minaron el entusiasmo de un pueblo tan futbolero.Hoy, ha vuelto a marcar hitos. El uruguayo tiene a la selección de su país entre los cuatro mejores del planeta, después de 40 años. Pero pasará a la historia del Mundial no solo por ese logro, como por su caballerosidad y educación fuera de los terrenos.
Tabárez debe ser de los pocos entrenadores que evitan quejarse de los árbitros, que ofrece las alineaciones a la prensa los días antes del partido y que se gana la simpatía de jugadores, prensa, aficionados y directivos.
En un Mundial donde algunos técnicos y figuras han cargado duramente contra los jueces. El ‘Maestro’, siempre es correcto.
En la preparación para el Mundial, Francia, primer rival charrúa en Sudáfrica, envió como espía al técnico Sub 20 Erik Mombaerts y Tabárez, lejos de declarar la guerra al intruso decidió ponerle una alfombra roja, invitándole incluso a almorzar.
“Entre los mejores libros de fútbol que he leído está el de Erik Mombaerts, ‘Del análisis del juego a la formación del futbolista” , explicó después Tabárez, que conoció al invitado hace 12 años, durante el Mundial en Francia.
Tabárez, además, ha forjado su carácter desde su época de jugador. En su juventud, fue defensa en clubes de su país y Argentina (Sportivo Italiano) y México (Puebla). “Uno debe endurecerse a sí mismo sin perder ternura”, dice una leyenda que cuelga en una pared de su casa, en Montevideo, en homenaje al Che Guevara.
Ahora, ha conseguido hacer soñar a su país con la posibilidad de sumar su tercera corona mundial, 60 años después del mítico ‘Maracanazo’.