Suárez y los 40 años de vida del D. Cuenca

Una espaciosa buhardilla del departamento de José Suárez Samaniego se convirtió en una suerte de almacén deportivo. Un perchero especial sirve para colgar los variados modelos de camisetas que vistieron los jugadores del Deportivo Cuenca en los 40 años de vida del club, que cumple hoy.

En una ‘laptop’ archiva estadísticas y fotografías de las cuatro décadas de participación del ‘Expreso Austral’, dentro y fuera del país. De la colección de 183 balones de fútbol, colocados en las vitrinas, sobresalen los dos con los que el cuadro azuayo jugó de local ante el argentino Boca Juniors.

Cada camiseta tiene su historia. La primera que tuvo fue la de 1976, esa que el cuencano Jorge Vélez obsequió a su progenitor, Eduardo Suárez, tras participar en la Copa Libertadores. Entre risas recuerda que “mi padre colgó esa camiseta en el tumbado y desde allí veo todo rojo”. En ese entonces tenía 4 años.

Luego otro ex futbolista, Édison Samaniego, le regaló las camisetas de 1982 y 1984. Desde allí empezó su afición por coleccionar y se valió de las amistades para conseguirlas, especialmente con ex futbolistas azuayos.

Pablo Marín le obsequió las camisetas de 1990, 1992 y 1999. La del último año es de su retiro del profesionalismo y está autografiada por todos los integrantes que actuaron en esa temporada. Manuel Vásquez aportó con la camiseta de 1993, cuyos colores están un poco deteriorados.

Suárez, de 38 años, durante un año insistió a Servio Cabrera para que le regalara el buso de 1988. “Tomé, le quieté a mi mamá”, le había dicho el ex volante azuayo. Las otras camisetas las adquirió con apoyo de gente cercana al club, como Marcelo Ortega (utilero) y Pedro Peña (gerente).

El pasado 16 de febrero recibió una llamada a su celular del ex futbolista Jorge Alarcón, quien lo invitó a su domicilio para entregarle la camiseta de 1971. “Salté de emoción”, cuenta. En la parte frontal se destaca un escudo y no hay publicidad. El número 17 de color amarillo en la espalda es de caucho grueso y está cosido.

Las camisetas de los ex volantes argentinos Pablo Galván, Diego Monge, Leonel Liberman y Raúl Antuña, con los números 10, sobresalen en su colección. Igual las del brasileño Cassiano Mendes (10), del argentino Juan Carlos Ferreyra (9), del brasileño Rodrigo Teixeira (9), entre otros.

En una de las paredes de la buhardilla hay autógrafos de los jugadores Norberto Orrego, Ismael Villalba, Pablo Marín y del técnico Paúl Vélez. De los actuales futbolistas, el golero Esteban Dreer está invitado a estampar su firma.

Suárez es un orgulloso hincha y se emociona cuando viste la camiseta del 2004, obsequiada por el ex defensa Manuel Mendoza. “Ese año fuimos campeones nacionales. Mis hijos, mi esposa y yo lloramos de alegría”. Es uno de los seguidores que maneja con equilibrio las victorias y las derrotas.

El ‘Suco’, como lo llaman sus amigos, en su portátil recopila las campañas del club desde 1971 hasta el 2010, con sus respectivas fotos. Allí constan los cinco descensos a la Serie B: a finales de 1971, a mediados de 1980, a finales de 1981, 1994 y 1999.

En las estadísticas sobresalen el título del 2004, los subtítulos de 1975, 1976, 2005, 2007 y 2009, y el tercer lugar del 2008. Además de la presencia en la Copa Conmebol en 1998. Como goleadores históricos se destacan Luis Liciardi y Carlos Quiñónez, con 116 y 63 anotaciones.

Rómulo Ortega, quien aportó con unas cinco camisetas para la colección, califica al lugar como una “Catedral del deporte”. En ese espacio de 7 metros de largo por cuatro de ancho hay bufandas, relojes, radios y hasta una butaca con el escudo del club.

La pasión que tiene José Suárez por el equipo es emulada por sus hijos José Eduardo, Juan Sebastián y Ana Paula. No se pierden un solo partido de local. Juan, de 12 años, juega como volante en las inferiores del Cuenca y su sueño es llegar al plantel profesional.

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