Las tribunas de las canchas de fútbol han sido escenario de estallidos de pasión deportiva y de enfrentamientos entre hinchas, pero pocas veces de un culebrón.
Eso es lo que probablemente suceda el sábado, cuando la Selección Argentina se enfrente a la uruguaya en los cuartos de final de la Copa América. Sus protagonistas no tienen nombre compuesto ni son medio hermanos: se trata del delantero de la selección “celeste” Diego Forlán y la modelo y conductora argentina Zaira Nara, cuya ruptura el 12 de junio, a 40 días de su casamiento, tuvo desde el principio visos de telenovela.
No sólo porque su historia de (des)amor ocupa desde entonces un espacio diario en la televisión argentina, sino porque reavivó la solapada pero siempre latente rivalidad entre uruguayos y argentinos. En el partido entre Uruguay y México disputado el martes en La Plata, los hinchas charrúas desplegaron una bandera en la que se leía “Billetera mata Forlán”, firmado por “La Banda de Zaira”, en versión libre del famoso dicho popular según el cual “billetera mata galán”, es decir, que el dinero vuelve atractivo a cualquier hombre.
Eso es, al menos, lo que sospecha por lo bajo parte de los uruguayos: que Zaira, miembro de una de las familias más mediáticas de Argentina, buscaba con la boda quedarse con parte de la fortuna del delantero del Atlético de Madrid. “Diego, menos mal que no te casaste”, se leyó en un cartel que parafraseaba el mensaje de Twitter con el que Zaira anunció su separación: “Ahora lo q les puedo decir es MENOS MAL QUE NO ME CASE!”.
El lunes, en el partido que enfrentó a Argentina con Costa Rica, se vio a hinchas albicelestes en el estadio de la ciudad de Córdoba con un cartelito en el que se leía: “Forlán, Zaira es nuestra!”.
Es por eso que todo indica que el partido que se disputará el sábado en Santa Fe será escenario de una guerra de carteles y banderas que tendrá a los ex tórtolos como protagonistas y que se alimentará, en parte, de las diferencias entre uruguayos y argentinos, esos dos hermanos que comparten historia y acento obligados a convivir río de por medio.
Para parte de los uruguayos, que se enorgullecen en voz alta de respetar la vida privada de sus figuras -aunque luego consumen ávidamente los programas de chismes que llegan desde Argentina-, el tratamiento que le dio la prensa rosa argentina a la separación -que incluyó rumores acerca de la presunta homosexualidad de Forlán- fue imperdonable. Como lo plasmó en una nota publicada en el diario “El Observador” el 15 de junio, tres días después de la ruptura, el periodista deportivo uruguayo Jorge Señorans, muy enojado con un colega de un programa argentino que intentó sonsacarle información al delantero en un entrenamiento de la selección en Uruguay.
“Parece mentira, ¿verdad? Pero estamos tan cerca que nos permitimos compartir a Gardel, el dulce de leche y en algunos casos hasta la forma de hablar, pero parecemos tan distintos. La idiosincrasia parece dividirnos, aunque el virus de la farándula quiere ganar cada vez más espacios en Uruguay. Allá bochinche (jaleo). Acá silencio”.
Lejos de la época en que el romance entre Nara y Forlán se parecía más a un cuento de hadas que a “La Guerra de los Rose” -incluso el presidente uruguayo, José “Pepe” Mujica, llegó a describir a la morena de ojos verdes como “un camión”-, los uruguayos dejan traslucir ahora más que antes sus dudas acerca de cuáles eran las verdaderas intenciones de Nara con Forlán.
La mediática familia que vio nacer a Zaira no ayuda: su rubia hermana, Wanda, casada con el delantero argentino del Catania Maxi López, saltó a la fama paseándose por los programas de TV para hablar de su supuesta virginidad y un supuesto affaire con el astro rey del fútbol argentino, Diego Maradona, que luego ella misma desmintió.
A Zaira no se le conoce escándalo alguno y su fama se debe, sobre todo, a su trabajo como conductora de televisión. Después de su mensaje en Twitter, tampoco ha hecho declaraciones sobre los motivos de la ruptura con Forlán. “Hubo repercusiones mediáticas y uno tiene que vivir con eso porque soy conocido y pasan esas cosas”, señaló Forlán ya en plena Copa América.
El sábado, probablemente le toque aprender a convivir con los carteles y banderas de la hinchada. No sólo el fútbol divide a uruguayos y argentinos.