Una ‘rueda’ de sombras

Si alguien solicitara una encuesta (menos a Santiago Pérez, por supuesto) que reflejara con fidelidad la popularidad de Reinaldo Rueda, lo más probable es que el nivel de aceptación del DT de la Tricolor sería bajísimo.

Rueda ha logrado lo increíble: que un equipo sonoro como el ecuatoriano, que siempre fue sinónimo de marimba, bomba y alegría, parezca un nostálgico pasillo. La Tricolor camina a la Copa América con la misma alegría de un funeral.

Es verdad que los amistosos son, ante todo, laboratorios, pero Rueda no logra generar confianza en su trabajo. Desde que llegó, suma seis empates, dos triunfos y tres derrotas. No se ha ganado a equipos menor calificados como Canadá. Apenas se han marcado 14 goles. No hay efectividad arriba. No hay seguridad abajo. No hay liderazgo en la zona de volantes, quizás a la espera de que el gran Antonio Valencia ‘nos dé ganando’ el partido cuando se incorpore. Estamos como la canción de Amílcar H. Díaz: envueltos en las sombras.

Rueda ha mantenido un saludable perfil bajo, pero da paso al cinismo cuando dice que lo preocupante no es empatar ante la inexpresiva Canadá con un gol ridículo al final, sino perder por goleada. Para colmo, exhibe problemas de comunicación con Felipe Caicedo, imposible de hallar para la Ecuafútbol pero fácil de encontrar para la prensa. Sombras, aquí solo hay sombras.

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