Él es un futbolista frustrado que encontró en la dirección técnica su felicidad. Aparenta un carácter dócil, pero es temperamental cuando se incumplen sus pedidos. Prefiere ser metódico y exigente.Esas cualidades son usuales en Xavier Rodríguez. Él salió del anonimato al clasificar a la Tricolor Sub 17 al Mundial de México.
Con 49 años, conserva su talento en el fútbol. El paso de los años se refleja en las arrugas de su rostro, pero todavía tiene la habilidad para controlar el esférico con su pierna izquierda.
El guayaquileño demostró a sus pupilos estas virtudes la tarde del pasado jueves, en el coliseo de La Casa de la Selección. Allí, él dominó el balón y se divirtió junto con los chicos.
Antes de dedicarse a la carrera de entrenador tampoco tenía una vida de lujos, pero ganaba lo necesario para vivir cómodamente. Trabajaba de comerciante en el Puerto Marítimo de Guayaquil, comprando y vendiendo mercadería.
“Pero ingresé al fútbol y ahí me hice pobre”, comenta ahora, entre risas, el entrenador. En la Universidad de Guayaquil estudió durante dos años la carrera de Arquitectura. Por sugerencia de Rómulo Sotomayor, preparador físico que trabajó para Barcelona y la Federación Ecuatoriana de Fútbol, y por su pasión por este deporte, se cambió a la Facultad de Educación Física.
“Es una gran persona. Es dedicado y tiene los conceptos futbolísticos muy claros”, refiere Pedro Mauricio Muñoz, coordinador de las selecciones nacionales. Ambos mantienen una amistad desde hace 14 años, pues el hijo de Muñoz, Mauricio, fue dirigido por Rodríguez en las divisiones menores de Emelec.
El club eléctrico marcó la vida del guayaquileño como técnico y jugador. Cuando tenía 15 años se enroló al equipo que presidía entonces Miguel Felman.
Como jugador se retiró a temprana edad del profesionalismo. Estuvo en las categorías menores del Emelec, entre los 15y 18 años. En 1981, cuando Emelec volvió a la Serie A tras un año en la categoría B, creyó que sería tomado en cuenta por el entrenador uruguayo Juan Eduardo Hohberg, pero este lo excluyó de la nómina.
Así, defendió los colores del Milagro Sporting en la B hasta cuando tuvo 21 años. A esa edad decidió retirarse del fútbol para trabajar en el Puerto Marítimo.
“Pero él siempre tuvo carisma para formar jugadores. Es un entrenador disciplinado y metódico”, rememora Homero Mistral Valencia, técnico de Liga de Loja. Ellos trabajaron en la Selección Sub 17 en el Sudamericano que también se disputó en el país, en el 2007. Sin embargo, en aquella ocasión, la Tricolor no logró el objetivo de llegar al Mundial.
Por ello, esta clasificación a la cita ecuménica de México con él al mando fue una especie de revancha para Rodríguez.
En la Selección Sub 17 es visto con agrado por los futbolistas. Ellos dicen que es de carácter fuerte, cuando se incumplen sus requerimientos y que también es asequible en temas personales. Esas cualidades lo sostienen como un formador de juveniles con proyecciones en esta carrera.
Antes de dirigir en Emelec y Barcelona, sus primeros pasos como formador de talentos se dieron en los torneos Interbarriales, organizados por diario El Universo. Denis Dau, director de estos campeonatos, quedó impresionado con el conocimiento, carisma y los resultados de Rodríguez. Por eso decidió ponerlo al frente de la selección del Interbarrial. Con este equipo, el DT consiguió tres títulos internacionales en Estados Unidos.
“Ya son 22 años de amistad que tengo con él”, revela Dau, a la vez que a su criterio, él “es uno de los mejores técnicos a escala formativa de Sudamérica”.