Ernesto Fonseca, Jorge Caisaluisa y Eduardo Ramos consiguieron ayer que Gustavo Figueroa, capitán del Aucas, saliera de la cancha a la tribuna al final del partido. Allí, el jugador fue ovacionado y recibió de ellos un trofeo.
“Es por cábala. El trofeo (en forma de botines de fútbol) fue donado por la Joyería Rubí y es para todo el equipo”, contó Fonseca con una sonrisa en su rostro.
En el estadio El Chan, de Machachi, Aucas derrotó ayer 3-1 al club Chile, en el inicio del torneo de la Segunda categoría de Pichincha. 10 000 personas llenaron las gradas del escenario. De ellas, unas 9 500 vestían de amarillo para alentar al equipo que dirige Alfredo Encalada.
Personas de todas las edades viajaron desde Quito hacia el cantón Mejía para observar el debut del cuadro oriental, cuyo propósito es retornar a la Serie A.
Antes del inicio del cotejo, una larga fila de vehículos transitaba por la avenida Amazonas, la vía de acceso al estadio. Los parqueaderos públicos estaban llenos y esto complicó el paso de los autos.
Mientras esto ocurría en la calle, otra larga fila de personas rodeaba el escenario deportivo. Los revendedores ofertaban los boletos en USD 4,50. La ganancia era de 50 centavos por entrada.
Las puertas se abrieron a las 10:00, pero los aficionados llegaron al lugar desde las 08:00. Los pitos, banderas, camisetas y matracas daban un ambiente festivo a la ciudad. Los vecinos que viven en los alrededores del estadio miraban el espectáculo desde sus ventanas y terrazas.
Para evitar inconvenientes entre los hinchas, personal de la Asociación de Fútbol No Amateur de Pichincha (AFNA) los orientaba hacia las puertas de ingreso. En medio de ellos, José Luis procuraba vender gorras de Aucas, pero sin fortuna. “El clima no me ayuda”, se lamentaba.
Antes y durante gran parte del encuentro, el cielo estuvo gris y lloviznó intermitentemente. Solo a cinco minutos de que terminara, cuando Aucas mostró su mejor fútbol, apareció el sol sobre Machachi. Quienes sí aprovecharon el clima fueron los vendedores de fundas plásticas para cubrirse de la lluvia.
A la hora del partido, la banda del Municipio del cantón Mejía amenizó el ambiente con música desde la tribuna principal. Allí estuvo ubicada la barra del Chile.
Unas 500 personas hacían frente a los hinchas del Aucas con bombos y cánticos. Pero se silenciaron cuando saltó el club visitante, que al final pareció local. Entonces, humo amarillo, rojo y negro nublaron el sector de preferencia. El papel picado y el grito de “Aucas, Aucas, Aucas” hizo eco en todos los sectores del estadio.
El gol de Andrés Mendoza, en el minuto 14, fue el inicio de la ilusión de los hinchas auquistas, que quieren ver a su equipo nuevamente en la Primera B. El tanto nació en un tiro de esquina cobrado por Diego Quintanilla.
El segundo gol llegó en el minuto 33. Figueroa conectó de cabeza otro centro de Quintanilla para aumentar la cuenta y hacer delirar a los hinchas.
Una leve reacción del Chile derivó en el tanto del descuento, cuando Josué Arcos marcó de penal el 2-1, en el minuto 42.
El frío y la lluvia impidieron que la gente saltara y alentara como en otras ocasiones. Los pupilos de Encalada tampoco mostraban un fútbol convincente, ante un rival sin ideas en la cancha.
La mejor versión de Aucas apareció en la segunda etapa, con el ingreso de Patricio Avilés y de Luis Macías. Con ellos, los orientales sometieron al Chile. El tercer gol llegó de un centro de César Villacís y que Figueroa pivoteó para el remate de Carlos Vayas.
Por ello, Figueroa salió ovacionado de la cancha. Fue la figura de un equipo que puso a soñar a sus seguidores.