Pararse frente a la pelota, poner las manos en la cintura y recorrer el arco de lado a lado con la mirada. Ese es el ritual que cumple un futbolista antes de patear un penal, ese crucial momento en el que se llega a la gloria o a la deshonra.
El peor enemigo del jugador es la duda. Esa es la idea de Juan Carlos Burbano, ex mediocampista y figura de El Nacional y de la Selección. “Es sentir, antes que pensar”. Él basa su criterio en la seguridad en el momento de ejecutar un tiro de estos. “Lo ideal es olvidarse de la tensión, de las cámaras, del público y centrarse en un punto”.
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Según Burbano -quien anotó dos de tres penales en su carrera- al fallar, en la mente del jugador enseguida nace la sensación de culpa, porque será“señalado por el entrenador y los compañeros”.
Lo vivieron recién los astros mundiales Lionel Messi (Barcelona), Cristiano Ronaldo y Kaká (Real Madrid), quienes en solo 48 horas pasaron de la admiración del planeta a la burla. Caricaturas y chistes empezaron a aparecer en las redes sociales, tras sus fallos en las semifinales de la Liga de Campeones de Europa.
Otro jugador que se destacó en el arco rival fue Diego Herrera, ex delantero de El Nacional, Liga, Barcelona, entre otros clubes. Para él, lo esencial es la técnica y fijarse en los movimientos del arquero antes de patear. “Pero eso requiere de mucho entrenamiento. Hay que correr y patear cuando el meta realice un movimiento. Muchos se quedan parados hasta el final y eso complica”.
Los estilos para cobrar penales son diversos y dependen de cada futbolista. Hay jugadores que se dejan guiar por sus compañeros arqueros o por sus entrenadores. Pero no es lo mismo ejecutar un tiro en un partido ganando 4-0 que en una definición de una serie.
Herrera falló un penal que le costó el título a El Nacional, en un partido ante Olmedo, en el 2001. El ex ariete recuerda que si anotaba ese tanto, los rojos se enfrentaban a Emelec en Guayaquil ya como campeones, pero en ese encuentro, los eléctricos se impusieron con tanto de Carlos Juárez. “Fue un momento frustrante. Me sentí mal porque sabía que ese penal en Riobamba pudo darnos el título”, aún lamenta Herrera.
El consuelo de Herrera y de Burbano se ampara en la vieja frase: “Hasta los grandes se equivocan”. Para exponer algunos ejemplos, pasó con el italiano Roberto Baggio, quien erró desde los 12 pasos en la final del Mundial de Estados Unidos 1994 ante Brasil.
Cinco años después (1999), el argentino Martín Palermo falló tres penales consecutivos en el partido que la ‘albiceleste’ cayó goleada 3-0 ante Colombia, en la Copa América, en Paraguay. Según la FIFA, es el récord vigente de penales errados por un jugador en un mismo partido.
A veces también es culpable el golero, quien pone nervioso a su adversario abriendo sus brazos y manteniendo la mirada fija en el balón. José F. Cevallos fue uno de ellos. El ex golero de Barcelona y Liga fue el artífice del primer título de la Libertadores de los albos en el 2008 al atajar el penal decisivo en la final ante Fluminense.
“En Brasil decimos que los penales son tan importantes que solo el Presidente tendría que estar autorizado a lanzarlos”, asegura Dunga, el capitán de la ‘canarinha’ que ganó el Mundial 1994, citado en la página web de la FIFA.
Lo cierto es que según un estudio de la FIFA, “normalmente el equipo que busca la definición por penales es el que gana”.