Cuando ingresaron por méritos propios y debilidades de sus oponentes cuatro equipos sudamericanos a los octavos de final de la Copa del Mundo, el hincha sudamericano hinchó su pecho de orgullo y algunos hasta hablaron de final sudamericana como no se ha visto desde 1950.
Más rápido de lo que cualquiera de los optimistas seguidores del fútbol de esta parte del mundo esperaban, sus principales paladines Brasil y Argentina fuera de la competencia, con estupor y asombro dos equipos vistos como inferiores los sacaron de la carrera. Los naranjas holandeses superaron un marcador que parecía encaminar a la ‘Selecao’ a la decisión de Johannesburgo y los “enterradores” germanos, por su ropa negra, despacharon a los dirigidos por Maradona.
Partamos por Brasil. Si bien es cierto desde hace muchos años la Selección brasileña ha avanzado en el terreno táctico, para Sudáfrica mostró equilibrio en su alineación, la sorpresa es que la última línea o la defensa aflojó en el momento de la verdad; no llevó magia como casi siempre lo hace y eso tiene que ver con los jugadores de ofensiva escogidos; ninguno dio la imagen de ‘crack’ indiscutible y tampoco en labor de equipo; Robinho no tiene nada que hacer en la historia de tantos indiscutibles mundialistas brasileños como lo fueron Ronaldo, Bebeto y Romario; Kaká paseó su sombra por los campos sudafricanos conforme sucedió la temporada última con el Real Madrid.
Argentina, dirigida por Maradona, quiso jugar con centrales, sin famosos marcadores de punta como Zanetti; inició con Jonás Gutiérrez, terminó con Otamendi, despreció el aporte de uno de los volantes más completos del mundo Cambiasso; puso de titular al veterano Verón, y terminó con Maxi Rodríguez, dejando solo a Mascherano; Alemania como un Panzerkampfwagen Panther, no tuvo oposición. Y lo que más debe doler es que desde dentro no se haya podido aprovechar al as dentro de la manga que llevaba Argentina: la ‘pulga’ Messi, solo ese detalle lo apunta a Maradona como despilfarrador de talento.
El fútbol del mundo ganó en la presentación de Ghana con sus estupendos volantes Boateng y Abyew; fuera de haber perdido un penalti, Gyan está entre los mejores de la copa; Villa con España se ha vestido de ‘crack’; al balompié alemán le va bien con su nueva generación; el argentino Gerardo Martino dio lustre a la labor de DT dirigiendo a Paraguay, igual Tabárez y Bielsa. Y Uruguay es lo más destacado al lograr reverdecer laureles amarillentos con su fútbol moderno.