El ex arquero de Emelec, Eduardo García, cuenta cómo logró nacionalizarse ecuatoriano. Él asegura que el trámite ahora es más fácil que en su época.
La primera vez que usted llegó a Guayaquil fue como jugador de Peñarol, de Uruguay. Luego lo contrató Emelec y su plan era quedarse tres meses. Ahora tiene 44 años viviendo en Ecuador. ¿Que hizo que se quedara?
Ecuador siempre me recibió con los brazos abiertos. Cuando llegue me di cuenta de que era un país hermoso, con cuatros regiones que son un paraíso. Este país lo tiene todo. Es rico no solo culturalmente, sino también en su diversidad étnica. Pero realmente me quedé porque me enamoré de mi esposa, me casé con ella y formamos una linda familia.
Pero después de su paso por Emelec, Nacional de Uruguay adquirió sus derechos deportivos y usted, después de cumplir su contrato, regresó a Ecuador…
Es que extrañaba Ecuador. Había vivido apenas un año en Guayaquil, pero fue el tiempo suficiente para enamorarme de este país. Me fue muy bien en Nacional. Incluso fui convocado a la Selección. Luego de eso decidí nacionalizarme ecuatoriano.
¿Cuánto tiempo tuvo que pasar, después de su llegada a Ecuador, para que usted obtuviera la nacionalidad ecuatoriana?
(Sonríe). Cuatro años exactamente. Yo ya había decidido no regresar a Uruguay. Cuando obtuve la nacionalidad yo ya tenía siete años viviendo en Ecuador. Ahora el trámite es más sencillo. Antes no servía de nada ser un jugador destacado y pertenecer a uno de los equipos más populares del país. Actualmente, los futbolistas se nacionalizan con apenas dos años de residencia. Para nacionalizarse hay que sentirse ecuatoriano, hay que amar la patria.
¿Qué fue lo primero que lo cautivó de Ecuador?
Yo siempre he dicho que Ecuador es mucho más que la tierra prometida que menciona la Biblia. El cariño de la gente me impresionó desde el primer momento. En Guayaquil me encontré con personas muy amables. Incluso los barcelonistas me trataban con cariño cuando fui llamado a la Selección Nacional. Pero la hinchada de Emelec me llenó de un cariño entrañable.
¿Cuán complicado es para un extranjero radicarse en Ecuador y triunfar no solo en el ámbito deportivo, sino también en el empresarial?
La base para triunfar es querer al país y a la gente que nos recibe. Yo conozco a muchos futbolistas que vinieron a Ecuador, se nacionalizaron y luego se fueron y nunca más volvieron. Yo tuve que cantar el Himno Nacional y dar un examen en el que me preguntaban cuántas provincias tenía el Ecuador. Qué producía cada región y un sinnúmero más de preguntas de conocimiento general. Ahora no ocurre eso. Los jugadores se nacionalizan para beneficio propio o de los clubes.
¿Y cómo logró usted triunfar empresarialmente con la Parrillada del Ñato?
Fue un negocio que empezó muy pequeño y hoy tenemos cuatro locales en distintos sectores de la ciudad y le damos empleo a más de 300 personas. Considero que los seres humanos triunfamos en las cosas que amamos.
Pero usted después de retirarse del fútbol fue técnico de Emelec y quedó campeón. ¿Por qué no continuó su carrera como estratega de fútbol?
Porque la carrera de un técnico de fútbol es inestable y yo no quería eso para mi familia. Los entrenadores, en esa época, como ahora, son hijos de los resultados. Si un DT gana tres partidos seguidos es bestial, pero si los pierde es una bestia. Yo lo único que quería era levantar un negocio que me permitiera garantizar la comida de mi familia y el estudio de mis hijos.
¿Cuánto le ayudó el hecho de haber sido jugador de Emelec para tener éxito en su restaurante?
Muchísimo. Es más, al principio iban por eso, pero les gustó la comida y el negocio empezó a ganar prestigio por su sazón. Me ayudó mucho también el hecho de haber trabajado desde los 12 años y debutar en Primera categoría a los 13.
¿Es cierto que antes de ser futbolista era carpintero en su natal Colonia (Uruguay)?
Es verdad. Trabajaba desde las 06:00 hasta las 18:00. No podía entrenarme. Pero un día se lesionó el arquero de la selección de mi pueblo y me llamaron para que tapara. Yo repito constantemente que Jesús estuvo conmigo siempre porque las pelotas que no lograba atajar me pegaban en cualquier parte del cuerpo (sonríe).
Pero el ascenso de su carrera fue vertiginoso. Cuatro meses después de esa experiencia fue contratado por Peñarol…
Fue realmente inesperado porque Peñarol era campeón del mundo. De la cuarta categoría, en menos de un mes, llegue al primer equipo.
¿Cuánto le debe al técnico Húngaro Bella Guttman, quien había quedado campeón de Europa con el Benfica, en 1961, y llegó a Peñarol un año después?
Le debo mi carrera como futbolista. Fue él quien un día me vio jugar en el equipo de cuarta categoría y me ascendió inmediatamente al primer equipo. El fútbol uruguayo, como ahora, era una potencia mundial.
¿Piensa regresar algún día a Uruguay? ¿Cada cuánto va a su país natal?
Voy cada dos años, pero me siento en un país extraño en el que no puedo estar más allá de dos semanas. No pienso regresar. Mi vida y mi familia la he formado acá, por eso ya decidí morir en Guayaquil.
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HOJA DE VIDA
Eduardo ‘Ñato’ García Nació el 8 de marzo de 1945 en la ciudad de Colonia, ubicada en el sur de Uruguay. Tiene 66 años.
Empezó su carrera profesional en 1962, en Peñarol. Además jugó en Emelec y Nacional de Montevideo.
Con Peñarol ganó la Copa Libertadores de América y la Copa Intercontinental , en 1966. Fue técnico de Emelec en 1979 y quedó campeón nacional.