Lo llaman ‘El Hombre de las Estrellas’. Las ‘Estrellas’ son, obviamente, los jugadores de Ghana, apodados así por el símbolo de su bandera. Si ellos derrotan hoy a Uruguay, se convertirán en los primeros africanos de la historia en alcanzar las semifinales de un Mundial.
Se trataría de un logro monumental, algo que no alcanzaron ni el Camerún de Roger Millá ni el Senegal de El-Hadji Diouf. Quién diría que su gestor sería un desconocido ex yugoslavo, que nunca jugó fuera de su país y que, ya como entrenador, jamás conquistó nada importante. Su vitrina de premios está tan vacía como una juguetería el 26 de diciembre.Cuando se anunció en el 2008 que Milovan Rajevac sería el nuevo DT de Ghana, llovieron las críticas en contra de la Federación local, que enfatizaban en la inexperiencia del serbio.
Nacido en 1954, nunca fue seleccionado. Nunca entrenó fuera de su país. Tampoco entrenó a una selección nacional. Esto iba a contracorriente de lo que otros equipos africanos han hecho en esta década.
Para este Mundial, Costa de Marfil contrató a Sven Goran Eriksson (ex estratega de Inglaterra y México), Camerún a Paul Le Guen (ex DT del Olympique Lyonnais), Sudáfrica a Carlos Alberto Parreira (campeón mundial con Brasil) y Nigeria a Lars Lägerback (ex timonel de Suecia).
En dos años, silenciosos y parcos, Rajevac ha logrado resolver los problemas de disciplina de su equipo, mezclados a las lesiones de sus referentes.
Rajevac es tan parco que huye de los micrófonos. Se lo ha calificado de serio y estricto, sobre todo porque mantiene una férrea disciplina. Mientras Francia se hundía en su autodestructiva crisis de camerinos, Rajevac ponía en orden a Sulley Muntari.
Tercer ghanés en ganar la Liga de Campeones de Europa, tras Abedi Pelé y Sammy Kuffour, Muntari pretendía ser el líder de los ghaneses, aprovechando la baja por lesión de Michael Essien, el capitán del seleccionado.
Muntari, integrante del Inter de Milán, es un imán de problemas. Fue expulsado del equipo olímpico en el 2004 por generar bandos. Se negó a jugar para Ghana en la última Copa de África. Regresó al equipo para lucirse en este Mundial, pero Rajevac lo ha tenido marginado, dándole pocos minutos. Rajevac, quien privilegia el orden colectivo sobre la picardía individual, enseñó a Muntari una lección: no eres el único que sabe jugar.
Rajevac también ha basado su éxito en una equilibrada nómina de experimentados con novatos. Esto le permitió llegar a la final de la Copa de África del 2010, perdida ante Egipto. Ghana perdió a la mitad de su equipo por lesiones, pero el serbio confió en los seleccionados Sub 20 y firmó una gran campaña, contra los pronósticos.
En Sudáfrica ha pasado lo mismo. La baja de Essien y el castigo a Muntari no han impedido a Ghana ser el mejor africano del torneo. Contra EE.UU. en octavos de final, Rajevac sorprendió al incluir en el once inicial a Samuel Inkoom, un Sub 20 que generó estragos en la banda zurda del rival. Eso fue clave en el triunfo que ha puesto a Rajevac en los ojos del mundo.