Esta entrevista se realiza en el automóvil de José Francisco Cevallos, en el camino de Pomasqui a su casa, en el sector de El Condado.
Es la mañana del jueves 19 y ‘Pepe Pancho’ es asediado por dos docenas de periodistas de radio, prensa y televisión que buscan sus reacciones, tres días antes de su retiro del fútbol profesional. Tras haber atendido a todos y con algo más de calma, el golero reflexiona con este Diario sobre su carrera. Minutos después deberá viajar a Guayaquil. Sin duda vive días ajetreados.
¿Por qué la gente lo quiere tanto? ¿Qué ven en usted?
Siempre me pregunto eso. Creo que ven a un buen profesional, un buen padre de familia. Siempre he estado presto para compartir con la gente. He tenido errores, pero en general, la gente se lleva una buena imagen de mí.
Su esposa y sus hijos dicen que están acostumbrados a que usted salga siempre al final de los partidos por firmar autógrafos y dar entrevistas. ¿Cómo sobrellevó su familia sus ausencias permanentes por el fútbol?
Por suerte Dios me dio una esposa que disfruta mucho de lo que hago, que me entiende y eso ayuda a hacer mejor las cosas. Hay pocos momentos para divertirse con la familia, pero ella lo entendió y posteriormente se le inculcó a mis hijos.
¿Tener hijos deportistas (José Francisco y José Gabriel son futbolistas) le ayudó a eso?
Lógicamente, en la casa todos vivimos para el fútbol. Es inevitable que en la mesa se hable de tal o cual jugada, de lo bien que juega el Barcelona de España…
Pero su hermano Álex le contó a este Diario que en las reuniones familiares no se habla nada de fútbol.
(Sonríe). Lo intentamos, pero al final siempre terminamos hablando de fútbol. Hablamos de las cosas de mi mamá y de mis hermanas, pero siempre sale el fútbol. Incluso mi sobrino está en una maestría en la FIFA.
Su padre Bolívar (+) fue el primer arquero de los Cevallos. ¿Qué recuerda de él?
Me acuerdo que un día le pegaron y se quedó en el suelo en un partido. Yo era muy chico y salí llorando a recogerlo. Él no jugó profesionalmente, pero participaba en torneos barriales. Tapaba sin canilleras, con un buzo apretadito que le quedaba chistoso porque era gordito. Luego mi hermano Álex se hizo arquero y yo al verlos quise seguir sus pasos. Me gustó esa vida de concentrar y jugar.
¿Desde cuándo y por qué se hizo hincha de Barcelona?
Desde niño. Barcelona es el ídolo del Ecuador. Además, cuando yo era pequeño ganaban todo. El sentimiento creció más cuando pude jugar como profesional allí.
Debe ser una alegría enorme jugar en el equipo del que uno es hincha.
Pero también era una responsabilidad grande. Barcelona es una institución que exige mucho. Uno debía estar preparado.
¿Se sintió despreciado por su equipo en el 2006 cuando salió de ahí?
Tuve bronca, pero soy un agradecido con la institución por todo lo que viví allí. Hoy le agradezco a la actual directiva por haberme hecho un homenaje en vida, como tiene que ser (Ndlr: desde la semana pasada, uno de los arcos del estadio Monumental se llama José Francisco Cevallos).
Recibió el homenaje junto a Carlos Morales. Usted ha dicho que él fue su gran referente. ¿Qué le enseñó?
Siempre me aconsejaba sobre cómo moverme, cómo achicar, cómo ubicarme. Además, yo lo observaba mucho. Con él también aprendí a leer bien los partidos desde el fondo de la cancha.
¿Cómo se ve la cancha desde el fondo?
El arquero tiene una posición privilegiada. Es el encargados de dirigir, sabe por qué lado está lastimando el rival. Debe ayudarle al técnico para organizar al equipo. Un golero debe tener don para organizar.
¿Para quemar tiempo también? Usted era experto…
Ja ja. Me dieron esa fama. Pero también han existido arqueros que quemaron más tiempo.
¿Sintió que Héctor Baldassi pudo expulsarlo en la final de la Libertadores 2008?
Baldassi es un árbitro con el cual se puede hablar. En ese partido me pasó algo que no me había pasado antes: que un delantero (Thiago Neves) se demore tanto en rematar. Entonces decidí salirme del área. Baldassi me dijo: ‘no me tirés la gente en contra’. Yo solo agaché la cabeza y le pedí mil veces perdón.
¿Usted sentía que no podían perder ese partido?
Internamente me sentía fuerte, Dios y mi papá estaban conmigo. Me sentía fuerte. Tenía nervios, pero intentaba trasladárselos a los rivales. Esa fue la clave.
Bauza dice que termina su carrera, pero empieza su leyenda. ¿Qué opina?
Estoy muy agradecido con el ‘profe’ y con toda la gente de Liga por sus palabras y su apoyo. Aporté con lo que sabía para conseguir cosas importantes con el equipo. Tengo recuerdos inolvidables.
¿Qué pesa más para usted: los títulos de Liga, la final de la Copa con Barcelona o clasificarse al Mundial?
Son momentos importantes y claves de mi carrera. Para mí, ir al Mundial es como ganar un título de Copa. Por todo lo que representó para el país. Siento que con mi carrera he podido ayudar a que la gente sea más feliz.