Acostumbrado a manejarse con timidez y discreción, FC Barcelona conoció hoy una nueva faceta de Lionel Messi, la de un futbolista furioso que cargó con inusual dureza contra un directivo en un golpe de consecuencias imprevisibles.
Lo que hizo Messi es insólito en su carrera. Hasta ahora lo normal es que resolviera cada intervención pública con un ejercicio de monosílabos y tópicos del fútbol, algo que no sucedió en esta ocasión.
Un nombre fue el objeto central de su ira: Javier Faus, vicepresidente económico del FC Barcelona, quien cuestionó recientemente al argentino. “Yo, desde el punto de vista más aséptico y más frío, a un señor que ya se le renovó el contrato el año pasado, pues no sé por qué se le tiene que renovar el contrato este año”, fueron las palabras de Faus que enfurecieron al “crack”.
Días después, Messi utilizó los micrófonos de la emisora “RAC1” para responder con una fuerza que dejó perplejo a todo el mundo del fútbol. “El señor Faus es una persona que no sabe nada de fútbol. Quiere manejar el FC Barcelona como si fuera una empresa, y no lo es. El Barcelona es uno de los equipos más grandes del mundo y merece ser representado por los mejores dirigentes también”, declaró Messi.
El nombre del futbolista también se vio salpicado los últimos días por las denuncias sobre la presunta utilización de los partidos benéficos de pretemporada para blanquear dinero procedente del narcotráfico por parte de una trama organizada. “No he leído nada directamente.
Mi familia me ha comentado lo que se ha dicho y, la verdad, lamento profundamente lo que se ha dicho. No sobre mí, sino sobre personas que quiero, como mi papá o jugadores que son amigos.
Lo que hemos hecho nosotros en estos partidos es cien por cien benéfico”, argumentó sobre las denuncias. Las declaraciones de hoy abren un nuevo frente de discusión en torno al argentino. No sólo sorprendió la inusual dureza, sino el momento elegido por Messi.
Primero, porque las declaraciones llegaron un solo día después de que el presidente del Barcelona, Sandro Rosell, manifestara que “Messi ha de ser el jugador mejor pagado del mundo porque es el mejor jugador del mundo”.Y segundo, porque Messi irrumpe en un momento en el que el club está manejando la teoría de la existencia de una campaña contra el Barcelona orquestada desde fuera. Esta vez la “bomba” estaba en casa.
Más allá de estos hechos, queda la incógnita de saber qué supondrán las palabras de Messi y en qué lugar queda el directivo acusado. El debate ya surgió en Barcelona: ¿debe dimitir? La situación plantea un desafío político para Rosell, que deberá definir qué hacer con Faus y si aborda la nueva mejora de contrato del argentino que él mismo ofreció implícitamente con sus palabras del jueves.
Si así sucede, dejaría en muy mal lugar a su vicepresidente económico, que se niega a este aumento. Lo que está fuera de toda duda es que este Messi no es el mismo que hasta hace muy poco prefería mantenerse fuera de los focos, más allá de que se intuyera su poder. Ahora Barcelona, todavía aturdida, conoce a un nuevo Messi. Y por el momento nadie conoce las consecuencias.