La mentira de la Argentina blaugrana

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La selección de Bolivia puso en ridículo la supuesta intención del DT Sergio Batista de convertir al equipo nacional argentino en una especie de Barcelona albiceleste. Bastó enfrentarse a un plantel ordenado, corajudo y valiente para desbaratar al supuesto BarçaII, que del estilo casi genial de Guardiola no tenía nada.

Bueno, tenía a Messi, pero no es el mismo que deslumbra y lo gana todo con los blaugranas por una sencilla razón: 'La Pulga' no juega como argentino sino como un privilegiado producto europeo, acoplado a un club que toca con elegancia. Argentina no toca, sino que se limita a pasar el balón, que no es lo mismo. Lo primero es el traslado del balón convertido en arte. Lo segundo, lo que hizo la Argentina de Batista ante Bolivia, es simpleza que raya en la ineficacia. El Barcelona de verdad hace del control del esférico la clave de su sistema. La actual Argentina, la que fracasó ante Bolivia, perdió la pelota muchas veces: más se parecía al equipo que comandaba el bocón de Maradona.

Cambiar a Messi para que juegue como argentino parece imposible. Pero cambiar al equipo nacional para que 'La Pulga' esté a gusto es algo totalmente desenfocado, sobre todo por las contradicciones del discurso de Batista, que alejó a Tevez y Agüero de la selección para llamarlos de todos modos. Hay una obsesión para hacer funcionar a Messi, cuando la obsesión debería ser jugar feliz, relajado y en equipo.

Quizás Argentina pueda recomponerse en el camino e incluso ganar el título. Pero se acabó eso de que la meta es parecerse al Barça. Ojalá la meta de Argentina sea la parecerse a Argentina, por que al único Barcelona que se parece, es al de Guayaquil.

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