Lionel Messi fue anulado ayer en San Siro. El AC Milan lo rodeó de guardaespaldas durante el cotejo de ida de cuartos de final de la Liga de Campeones con Barcelona, que acabó igualado sin tantos.
Messi parecía el Papa, de tantos custodios que tuvo a su alrededor. Ayer demostró lo de siempre: que nadie puede quitarle la pelota de los pies, sobre todo cuando pica hacia el área rival. Los pupilos de Massimiliano Allegri, en efecto, no pudieron sacarle el balón, pero lo frenaron con una marca asfixiante durante todo el cotejo.
Messi logró despegarse en un par de ocasiones de sus celadores, pero no pudo generar esa jugada mágica que cambia el partido. No hay nada más coartante que un ‘bodyguard’ pegado a una estrella que necesita libertad.
El cotejo, en todo caso, tuvo sus buenos momentos. La primera parte fue trepidante y respondió a lo que se espera de un duelo clásico en Europa, aunque también hubo muchos cortes generados por la fricción de los volantes.
El AC Milan salió muy fuerte y Robinho erró lo imposible a los tres minutos, con un remate a cuatro metros del arco que se fue a las nubes. Pero el conjunto local no tardó en enseñar sus verdaderas intenciones: replegarse, ahogar a Messi y tirar contraataques.
Tras ciertos desajustes iniciales, el Barcelona comenzó a ser reconocible y acaparó la posesión del balón, cercando el área italiana.
El AC Milan respondió a los 20 minutos, con otra ocasión clarísima. Zlatan Ibrahimovic recibió solo y mandó el balón al cuerpo de Víctor Valdés, que salvó al equipo de Josep Guardiola.
La segunda parte fue menos vistosa porque los dos equipos fueron acusando el paso de los minutos de un partido tan intenso. El Barcelona hizo ataques más desordenados y llegó con cada vez menos jugadores al área rival, con Messi sin espacio para brillar.
El empate teóricamente beneficia a los catalanes, visitantes en San Siro, pero cualquier igualada con goles en la vuelta daría el pase al campeón del ‘Calcio’, con lo que el pulso entre los campeones de España e Italia sigue prometiendo grandes emociones.
En el otro cotejo de ayer, el Bayern Munich quedó muy cerca de las semifinales tras imponerse por 2-0 en el campo del Marsella, con lo que los alemanes deberían sellar su pase en la vuelta de la próxima semana.
El equipo bávaro continúa acercándose al sueño de poder disputar la final en su estadio en el mes de mayo, aunque aún tendrían que liquidar definitivamente a los franceses y superar las semifinales, donde su rival sería el Real Madrid, que el martes goleó 3-0 al Apoel en Nicosia.
Los tantos alemanes llevaron la firma del prolífico internacional alemán de origen español Mario Gómez (44) y del holandés Arjen Robben (70). El Bayern continúa así con su momento dulce, luego de clasificarse para la final de la Copa alemana.