Ninguna derrota es digna. Así sea frente al campeón o ante el último de un campeonato. Es un eufemismo decir que Ecuador terminó bien ante España.
El resultado fue 2-0 y, hasta hubo un gol de taquito, que evidencia los errores que mostró la Selección tricolor.
Y es por eso que hay que ser realistas y no quedarnos en el conformismo porque jugamos ante el campeón mundial. Al contrario hay que aprender de esta lección, que pudo ser peor en caso que el entrenador español hubiera traído un equipo completo o mantenido en la cancha la plantilla que puso en la primera parte.
Aquí no cabe “que jugamos bonito en ciertos pasajes del partido o que tuvimos el gusto que vino el campeón mundial”. Un derrota es derrota. Y de aquí es necesario sacar conclusiones urgentes para tomar correcciones que puedan sostener el proyecto de ir al Mundial de Brasil.
Ecuador ayer ante España pareció un equipo en construcción. Y esto se puede sostener porque no estuvieron Antonio Valencia y Jefferson Montero. Los dos pasaron a convertirse en indispensables, por el momento, ante los bajos rendimientos de algunos seleccionados.
¿Será necesario que el entrenador Reinaldo Rueda empiece a incluir a otros jugadores para reforzar algunos puestos? Talvez sí. Es prioritario ir alimentando esos vacíos que existen en el medio campo en la contención y que después se confabulan en la defensa. Por ahora es necesario corregir con proyección a los dos partidos ante Colombia, en Barranquilla, y Bolivia, en La Paz, el 6 y 10 de septiembre, en ese orden.