Entrevista a José Gavica, emblemático jugador de los años 90, habla de sus recuerdos
En la cancha hablaba mucho y daba indicaciones. ¿A qué se dedica ahora ‘Pepín’ Gavica?
Soy coordinador deportivo en la Prefectura del Guayas. Aparte, tengo una escuela particular de fútbol, como ya tengo título de técnico me puedo hacer cargo, además de los chicos, de cualquier equipo que solicite mis servicios… Espero ofertas.
Pero en la cancha aún se mueve. ¿Sigue jugando o ya colgó definitivamente los botines?
Claro, cuando nos reunimos con los amigos de la década del 90, organizamos los clásicos del Astillero para recordar los buenos tiempos.
¿Cómo era José Gavica de niño, se le escapaba a su mamá para irse a jugar?
Yo era de esos chicos bien viciosos con la pelota, me quedaba a veces hasta las 02:00 jugando ahí en Letamendi y Leonidas Plaza (suroeste de Guayaquil). Cuando nos cambiamos a Sauces Tres (norte porteño) la cosa no cambió. Siempre me gustó la calle pero de manera sana, nunca en el vandalismo.
¿Cuál era su aspiración antes de convertirse en futbolista, qué le gustaba?
Siempre me gustaron la mecánica y la electricidad, estudié eso en la secundaria, pero ya después pude entrar en el fútbol y logré mantenerme gracias al apoyo de mi familia. Mi mamá en un principio no quería que sea futbolista, pero después se acostumbró.
Estuvo varias temporadas en Barcelona, se supone los clásicos fueron siempre los partidos más lindos. ¿Cuáles recuerda con más emoción?
Se me viene a la cabeza uno que perdimos 2-1 en el Modelo, no recuerdo el año. Aunque perdimos, me gusta acordarme de ese partido porque yo estaba en el banco, entré al minuto 15 e hice un golazo de unos 35 metros sin ángulo a Álex Cevallos. Después me anularon el empate por fuera de juego.
Los clásicos se juegan a muerte, así dicen, usted que era volante ofensivo debió recibir muchas faltas. ¿Quién era el que más le acariciaba los tobillos en esos juegos?
¡Uhhh!, varios. Ivo Ron, Kléber Fajardo y Danes Coronel. Ellos eran los que más duro daban, siempre me paraban con falta, aparte de eso eran muy buenos en la marca y era difícil pasarlos.
¿Ahora en los clásicos del recuerdo no se desquita con Fajardo?
No, para nada, el ‘Cabezón’ es uno de mis mejores amigos. Ahora que ya no jugamos al fútbol de manera profesional siempre estamos en contacto. Además ya a nuestra edad nuestros huesos son de cristal y debemos cuidarnos y no patearnos.
Hasta ahora no lo he escuchado hablar mal de Emelec. ¿Cómo se lleva con el color azul?
Yo respeto mucho al equipo porque es otro de los grandes del país, si juega bien debo destacarlo porque ante todo yo soy un amante del buen fútbol.
Pese a la idolatría de los hinchas de Barcelona hacia usted, ¿habría jugado en Emelec?
Tuve acercamientos con ellos, pero no se concretó porque no hubo acuerdo económico. Si la oportunidad se hubiese dado la aceptaba porque yo era profesional y el fútbol mi trabajo, debía ver la manera de sustentar mi hogar.
Obtuvo cuatro campeonatos con Barcelona (89-91-95-97). ¿Cuál fue el más bonito para usted?
Creo que el del 91 porque yo hice el gol para poder dar la vuelta olímpica por primera vez en el Monumental.
Las concentraciones son importantes para fortalecer el vínculo de equipo. ¿Quién era su par durante las concentraciones?
Casi siempre compartí cuarto con Cevallos (José Francisco), Jairo Montaño o Bolívar Gómez. Siempre me tocaba con uno de ellos, se pasaba bacán porque al igual que yo ellos eran bien cargosos y nunca faltaban las bromas.