Si bien vivió horas terribles en el Mundial de Sudáfrica 2010 tras rechazar otorgar como válido un gol de la selección de Inglaterra, el árbitro uruguayo Jorge Larrionda considera que lo más importante es que este error animó a la FIFA a probar una ayuda tecnológica para los árbitros en 2014.
Para desgracia del uruguayo, él y sus asesores fueron los únicos que no vieron que el disparo de Franck Lampard traspasó la línea de gol alemana en los octavos de final.
“Fue evidentemente un momento difícil”, dice Larrionda en un encuentro con la prensa en Zurich, donde se encuentra para formar a nuevos colegiados. “El árbitro debe vivir siempre con sus errores, es parte de su trabajo, el error es humano, no es nuevo”, se justifica.
“Pero el lado positivo que aquello fue el detonante de la evolución en el arbitraje”, destaca. “El mundo del fútbol reaccionó y comenzó a comprender que las capacidades humanas del árbitro podrían ser mejoradas por otros medios. La idea es proteger el juego, proteger las decisiones, para proteger la credibilidad del deporte “.
Viendo aquel error en Bloemfontein, el presidente de la FIFA, Sepp Blatter, hasta ese momento contrario al uso del video, se convirtió en un ferviente defensor de la tecnología, aunque limitada a la línea de gol.
“Como presidente de la FIFA lo he visto y he dicho: ahora, para el próximo Mundial, no nos puede suceder lo mismo, sino ya me puedo esconder, huir”, insistió en agosto Blatter.
Esta tecnología en la línea de gol se ensayará primero durante la disputa del próximo Mundial de Clubes en diciembre, después en la Copa de Confederaciones de 2013 y finalmente en el Mundial-2014 de Brasil.
Se probarán dos sistemas: uno por reconstitución de la trayectoria a partir de imágenes de video y el otro basado en campos magnéticos con un balón especial.
“Es en beneficio del juego y de su credibilidad. El fútbol es un deporte creíble, por eso es tan popular”, estima Larrionda. Tras haber participado en los mundiales de 2006 y 2010, el uruguayo aprovecha ahora su experiencia como instructor técnico de los futuros árbitros que oficiarán en Brasil dentro de dos años.
Medio centenar de hombres de negro de todos los continentes, algunos de ellos también con errores de bulto a sus espaldas, han sido invitados a un seminario de una semana en la sede de la FIFA en Zúrich. Pero sólo 30, y no necesariamente los ahora presentes, estarán en Brasil.
“La lista es muy abierta. Empezamos con 52, pero es como un equipo nacional de fútbol, hay que ganarse la selección”, advierte Massimo Bussaca, el jefe del arbitraje en la FIFA.
“No queremos crear robots, pero podemos lograr más regularidad y homogeneidad”, insiste el exárbitro suizo, pero advierte: “Queremos árbitros valientes, lo que quiere decir que incluso en caso de duda, no se puede dejar continuar el juego y decirse ‘Ok, la próxima vez, estaré listo’ “.
“No pitar un penal en un gran partido, está claro que puede pesar mucho en una carrera” dice Bussaca. “Pero el árbitro realmente bueno, con una gran personalidad, es aquel que lo olvida enseguida porque debe estar preparado para el domingo siguiente”.