Brasilia vivió la inauguración de la Copa Confederaciones con un calor de 28 grados y la emoción del público que, a la hora del evento, copaba el 75% de la capacidad del estadio Nacional.
El acto, armado con voluntarios y a la coreografía de la escuela de samba Unidos de Tijuca, buscó relacionar el verde de la Amazonía brasileña con el fútbol. Cual pétalos en flor, balones de fútbol se fueron a fondo desde matas de follaje selvático. Luego, niños que representaban a cada uno de los seis países, realizaron bailes típicos.
Al final, una bandera gigante con el logotipo del torneo selló el acto. Luego, Japón salió a hacer calentamiento.