Miguel Ibarra
Jugador de Barcelona
Desde que empecé a practicar fútbol a temprana edad siempre supe que una persona, además de jugar para sí misma, juega también para una hinchada. Al principio son nuestros padres y familiares, pero ya en el profesionalismo hay más gente involucrada que está pendiente del equipo. Por eso asumo con responsabilidad cada entrenamiento, cada partido y cada objetivo que nos planteamos en el equipo y que me planteo en el ámbito personal.
Intento que la hinchada disfrute con nuestros triunfos y que valoren nuestros esfuerzos en la derrota. Jugar fútbol es ya una responsabilidad porque es el deporte principal del país y el estado de ánimo de muchas personas depende del fútbol. Somos el ejemplo para los niños, para quienes están empezando en esta disciplina, así que hay que mostrar mucho profesionalismo y mantenerse aislado de prácticas que no van acorde a nuestra carrera.
El fútbol mueve pasiones, pero es una carrera difícil aunque no lo parezca.