Esta mañana con seguridad Carlos Sevilla amanecerá con picazón en su garganta. Ayer, el técnico ecuatoriano comandó en alta voz a los jugadores de Independiente del Valle desde el borde de la cancha, los 94 minutos que duró el partido.
Ese tiempo estuvo de pie. Movió sus manos y se acarició la frente. Pocas veces reposaba las palmas de sus manos en su cintura para tomar un respiro y volver a dirigir.
El “¡Corrannn!” y el “¡Adelántate ‘Chiqui’!” que el DT pronunció en varias ocasiones, se escucharon con claridad en el sector del palco, a unos 20 metros de distancia.
Parecía que el técnico de los ‘Rayados’ tenía un micrófono escondido por debajo del elegante terno gris con el que se dio cita en el estadio de Sangolquí. Pero los que lo conocen saben que el tono de su voz es así: fuerte y firme.
Por eso el juez de línea ni se volteó para verlo. Fernando Guerrero fue el que siempre estuvo pendiente de escuchar las indicaciones de su técnico y de darlas a conocer entre sus compañeros.
Eso le sirvió al dueño de casa para mantener el marcador 0-0 y, por consiguiente, el liderato de la tabla de posiciones. Hoy suma 26 unidades, dos más que Liga, su inmediato perseguidor.
Desde el borde de la cancha, en el lado sur, Sevilla hizo las correcciones necesarias para evitar que los suplentes del Deportivo Quito se llevaran el triunfo a casa.
Los dirigidos del técnico Carlos Ischia estuvieron muy cerca de lograr el cometido, pero la mala definición de Luis Escalada lo impidió. Librado Azcona, arquero del club dueño de casa contribuyó para que el Independiente se mantenga como líder.
Pese a seguir en la cima, Sevilla y sus pupilos no se fueron conformes al camerino. Ellos deseaban el triunfo para sacar mayor ventaja de su perseguidor que también empató. Pero como ya lo había advertido Daniel Samaniego, los suplentes del Quito llegaron fuertes al estadio de Sangolquí.
Adrián Bone fue uno de los más destacados. El arquero despejó la pelota en dos claras opciones. La última fue al minuto 85.
Vinicio Angulo y el guaraní Richard Estigarribia fueron los protagonistas de esa jugada que puso a gritar a doña Magdalena Mena y a sus dos hijos. “¡Ay! Dios, no puede ser”, susurraron después de ver cómo Bone y el defensa Luis Romero enviaban el balón a los pies de José Miguel Andrade.
Este jugador ingresó en lugar de Édder Vaca y su presencia fue criticada por los hinchas, porque no controlaba el balón, chocaba con los rivales. Lució nervioso.
Ese quizá fue el cambio más criticado de la afición chulla, ya que Vaca era el que recuperaba y entregaba el balón a Escalada o a Édison Vega, ex Imbabura.
Aunque Deportivo Quito consiguió el empate no mostró un juego vistoso. Fue más bien una carrera para lograr una victoria, que fue frenada desde el primer minuto por los ‘Rayados’, que suman seis cotejos sin perder.
La fortaleza de los jugadores de Independiente del Valle fue el trabajo en equipo y la comunicación con su técnico, que perdió a Fernando Baldeón, asistente, por hablar en contra del árbitro.
Tras el silbato final, los jugadores chullas también se fueron cabizbajos al camerino. Ischia, que dirigió el partido con calma, fue el primero en salir de la cancha.