Luego del pitazo final del árbitro Diego Lara, en el gramado del Reales Tamarindos de Portoviejo, las bocinas de automotores y silbatos plásticos comenzaron a resonar en algunas calles del centro y norte de Guayaquil.
Pese a la ausencia de goles, la algarabía de los hinchas eléctricos se hizo sentir en la avenida Víctor Emilio Estrada (norte), donde se citaron los azules como no lo habían hecho desde hace 11 años, para festejar el máximo galardón del fútbol ecuatoriano.
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Flameando la azul y ploma en el cálido aire guayaquileño, Enrique Hervas, hincha desde hace 25 años, es decir, desde que nació, manifestó que este campeonato es un resultado al esfuerzo de todo un año. “No gritamos el gol ¿y qué pasa? ¿Acaso los toreros se han olvidado que ellos fueron campeones no gracias a sus goles sino al Deportivo Quito?”, manifestó Hervas, quien añadió que no pudo viajar a Portoviejo para dar la vuelta olímpica en ese estadio manabita, debido a que no consiguió una entrada.
Antes de las 15:35, cuando se concretó el campeonato 11 del Emelec, la ansiedad gobernaba en los sectores de la urbe porteña, donde se citaron algunos de los hinchas azules.
En el centro-sur de Guayaquil, en la zona conocida como la ‘Febreseis’ (6 de Marzo y Febres Cordero), la familia Cuesta reunió a sus amigos para ver el partido. En el minuto 47, cuando el argentino Denis Stracqualursi falló un penal, los ánimos no descendieron. “Vamos a empatar y seremos campeones, duela a quien le duela”, vaticinó Víctor Cuesta, de 53 años Los emelecistas consultados indicaron que el festejo a gran escala se realizará el próximo domingo 8 de diciembre, en el Capwell, cuando les sea entregado el trofeo.