La fe, el granito de mostaza del fútbol

El ritual de la devoción de Costas. En su acto de fe se concentra durante uno o dos minutos. Lo hace con mucha devoción.

El ritual de la devoción de Costas. En su acto de fe se concentra durante uno o dos minutos. Lo hace con mucha devoción.

Persignarse, rezar, besar una medalla o un rosario, señalar al cielo y cerrar los ojos, antes y después de un partido, o cuando su equipo marca un gol... ¿Fe o cábala? En el millonario negocio del fútbol, la espiritualidad también juega.

Hay entrenadores de fútbol de los equipos ecuatorianos que predican y practican con el ejemplo. Uno de ellos es el estratega argentino Gustavo Costas, de Barcelona, quien llegó a Guayaquil a dirigir el mes pasado.

Costas es confeso devoto del Señor de los Milagros, un Cristo que veneran los peruanos, y antes de cada partido cumple un ritual en la banca de suplentes o también en los vestuarios del equipo. Se sienta. Con sus dos manos sostiene un prendedor de oro, cierra sus ojos y en un acto de concentración extrema pide ayuda divina.

Eso lo hizo cuando se estrenó en el banco amarillo ante Emelec, fiel a su costumbre adquirida en el fútbol de Perú. David Hidalgo, periodista de El Comercio peruano, recuerda que incontables veces observó a Costas, un hombre de cábalas, besar el rosario y elevar plegarias. Siempre fue prendida a una pequeña imagen del Señor de los Milagros.

Hidalgo detalla que la devoción de Costas aumentó y se hizo pública a través de ‘Chalín’, el hijo de un utilero de Alianza Lima, equipo al que dirigió Costas. “Él llevó la imagen del Cristo Moreno al estadio de Matute de Alianza. Los jugadores siempre se persignaban antes de entrar a la cancha”.

‘Chalín’ también llevaba cirios de la iglesia de Las Nazarenas al vestuario para realizar el rezo previo a cada encuentro y, eventualmente, hacía regalos relacionados al Cristo Moreno, con la aprobación del ahora DT del plantel guayaquileño.

Esa muestra de fe influyó para que el ‘Narizón’, como también se le conoce a Costas, sea nombrado socio honorario de la Cuadrilla ‘17 Guardianes del Señor’ y pasó a ser parte de la Hermandad del Señor de los Milagros.

La religiosidad de Costas siempre fue noticia. “No solamente en Perú dirigí con el Señor de los Milagros encima mío. Lo llevo conmigo siempre”, manifestó el estratega el día que le entregaron el nombramiento de socio de ese grupo religioso peruano.

Otra curiosidad. En octubre del 2010, Costas, ataviado con un hábito morado, cargó el anda del Señor de los Milagros en una de las tradiciones religiosas más emblemáticas del Perú al cual también asistió todo el equipo. Es algo parecido al acto de fe que se vive en la peregrinación de Cristo del Consuelo en Guayaquil, durante la Semana Santa.

Cuando dirigió en Arabia Saudita al equipo de Al-Nassr, Costas admitió que extrañaba realizar sus costumbres religiosas. “No puedo persignarme, lo hago antes de salir a la cancha, en el vestuario. Si me persigno (en público), me matan, me apedrean”.

Jesús Martínez, psicólogo y otro seguidor de la religión futbolera, cree que los entrenadores de los equipos de fútbol encuentran un apoyo en la religión a toda la carga emocional que les produce sus responsabilidades.

El especialista agrega que los estrategas también deben aceptar las otras creencias de los futbolistas y las diferencias que hay por las distintas filosofías de las religiones. Incluido hasta los que se catalogan ateos.

Hay entrenadores que manejan su perfil religioso con más recelo. Uno de ellos, por ejemplo, es Edgardo Bauza, de Liga de Quito. El ‘Patón’ ha sido más emotivo a la hora de conseguir logros. Por ejemplo, en el 2008, cuando fue campeón de la Libertadores, lloró de la emoción y también agradeció a Dios por su principio creyente.

Paúl Ambrosi, jugador de la ‘U’, cuenta que Bauza sí es partícipe de las oraciones que se hacen en el camerino antes de saltar a la cancha en un partido, pero que no es tan expresivo en los aspectos religiosos.

“Respeta mucho las creencias de cada uno. Jorge Fossati era más católico. Rezaba y se santiguaba. Incluso lo hacía en el altar que hay en el complejo de Pomasqui”, revela Ambrosi, como secreto de confesión. Bauza respeta las creencias de cada uno. Eso es parte de una norma de convivencia”.

Alejandro Mur, preparador físico de los merengues, detalla que Bauza siempre es reservado para hablar sobre religión y sus costumbres de promulgar la fe.

El pastor Claudio Naranjo no es hincha de ningún equipo, pero según él, la emotividad que genera este deporte en los estadios y las expresiones de fe son un gran complemento de la fiesta.

Naranjo escuchó una vez una pregunta lógica que hizo un aficionado futbolero de El Nacional. “Cuando se enfrentan dos equipos y las hinchadas, jugadores o entrenadores elevan plegarias para ganar, el problema es para Dios. Cómo atiende los dos pedidos”, bromea Naranjo.

Naranjo coincide con el psicólogo Martínez al pedir que se delimite la religiosidad con las cábalas. Andrés Robles, sacerdote, separa lo supersticioso de la creencia y dice que son dos hechos con influencia psicológica diferente.

“Las hechicerías son extremadamente diferentes de las tradiciones religiosas. Merecen todo el respeto los jugadores y entrenadores que se persignan y rezan”, dice el curita hincha de Emelec.

Los futbolistas también tienen sus vínculos y creencias religiosas en el país y a nivel mundial con hechos anecdóticos alrededor su religión. Por ejemplo, el argentino Gabriel Batistuta cuenta en una entrevista, a un medio argentino, que cuando estuvo en su época de goleador no podía asistir a misa porque había gente que le pedía autógrafos.

El ritual de las oraciones en grupo y que se hace antes de un entrenamiento o de un partido de fútbol se vivió el año pasado en el Aucas con el entrenador Alfredo Encalada.

El ‘flaco’ Encalada, quien se confiesa seguidor de Jesús y parte de una iglesia en Quito, tuvo traspiés. El entrenador reconoce que se inició siendo cristiano, pasó por diferentes denominaciones, pero tuvo formación teológica y de liderazgo, hasta que se enroló en la comunidad evangélica.

Encalada fue cuestionado cuando pidió retirar símbolos religiosos del estadio de Chillogallo. “No me gusta la hechicería. Pedí que saquen las pirámides, budas, piedras de cuarzo, etc. No tengo animadversiones contra el catolicismo. Respeto el resto de religiones”, se defendió el DT.

Otro entrenador que comenzó su carrera como DT como un fiel católico y muy devoto de la religión fue Sixto Rafael Vizuete.

‘Rafa’ o ‘Yuju’, como le conocen a Vizuete, en Guaytacama (Cotopaxi), su tierra natal, dirigió partidos de fútbol con un crucifijo en su mano derecha. La efigie religiosa fue adquirida en Tulcán, en una de las tantas visitas que ha hecho al santuario de la Virgen de La Paz junto a su familia.

Vizuete prefiere hablar de fe, antes que de cábalas. Durante su niñez y adolescencia asistía con frecuencia a misa. “La fe ha sido parte de mi formación”.

El preparador físico Hólger González admite que una costumbre del cuerpo técnico que ahora está en El Nacional es utilizar pasajes bíblicos como parte de las charlas de motivación a los futbolistas.

Los técnicos, como los hinchas, ponen fe en la religión futbolera.

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