Fernando Larenas. Editor General de EL COMERCIO
Paolo Rossi y Alcides Ghiggia son considerados como los mayores verdugos de la selección que aspira a lograr su sexta corona en los mundiales de fútbol, siempre y cuando supere mañana a Holanda, un país que tuvo en sus filas a Cruyff. Es que Johan Cruyff, considerado el líder del carrusel holandés, anotó el gol que dejó a Brasil fuera de la final de la Copa del Mundo en 1974.
El holandés Arjen Robben no es similar a Cruyff, pero si se trata de buscar fantasmas, es un buen candidato a verdugo para el partido que abre la serie de semifinales mañana a las 09:00 de Ecuador.
El fantasma de Ghiggia está presente cada vez que Brasil enfrenta a Uruguay. En 1950, el uruguayo calló la boca de 200 mil ‘torcedores’ que habían acudido al legendario Maracaná para ver cómo su selección levantaba la copa. Todo Brasil enmudeció con el gol de Ghiggia.
Rossi es el responsable por otro de los traumas brasileños en 1982, cuando Brasil practicaba lo que se denominaba ‘fútbol-arte’, con Telé Santana como director artístico. Un inspirado Rossi le anotó tres goles y chao Brasil.
Brasil, acostumbrado solo a los triunfos, considera verdugo a Zico por no convertir un penal en 1986, al argentino Caniggia y al portugués Eusebio. Todos están en las lista de las pesadillas brasileñas.