Desde Esmeraldas llegó ayer Alfredo a Quito para ver a su hermano Antonio Valencia en la Casa de la Selección. Lo hizo acompañado de su hijo Joshua y de su sobrina Doménica, en un automóvil marca Chevrolet Gran Vitara de color blanco.
Alfredo, que evita hablar con desconocidos sobre su hermano, confesó que llegó al sector de Monteolivo para dialogar con su hermano, darle un abrazo y desearle buena suerte en el partido eliminatorio frente a Paraguay.
En la visita de apenas 10 minutos también aprovechó para pedirle al jugador del Manchester United que firmara un par de camisetas de la Tri y dos balones.
Aunque son hermanos, los Valencia se ven muy poco durante el año por la copada agenda de partidos que tiene el volante ecuatoriano y por la distancia que existe de un país a otro. Valencia vive en Inglaterra junto a su esposa e hija.
Ayer, la visita de los familiares a los 23 seleccionados fue restringida. Por esa prohibición, los sobrinos de Valencia debieron esperar en el portón de ingreso principal.
Ya con las camisetas firmadas por el ‘crack’ amazónico y las entradas para observar el compromiso eliminatorio, Alfredo, su hijo y su sobrina se subieron al automóvil y enseguida abandonaron las instalaciones de la Casa de la Tri.
Ese lugar ayer se convirtió en el punto de reunión de los familiares que acudieron al complejo para abrazar y desear suerte a los seleccionados nacionales.
Cristian Benítez fue el primero en recibir buenos augurios por parte de sus primas Jennifer y Carla. Ambas esperaron por cerca de 25 minutos en los exteriores de la Casa de la Tri, hasta que finalmente el guardia de seguridad les permitió ingresar.
Su permanencia en el interior del complejo de alto rendimiento también fue corta. Pero los cinco minutos junto al ‘Chucho’ fueron suficientes para ellas. Además de las fotografías que compartieron, el delantero ecuatoriano les regaló dos entradas a la localidad tribuna.
Con el paso de los minutos, Renato Ibarra y Gabriel Achilier recibieron también el apoyo de sus seres queridos. “Vamos con fe, que todo va a salir bien”, le dijo un familiar del defensa de Emelec, que se negó a decir su nombre.
Los parientes cercanos de los tricolores empezaron a llegar ayer a las 09:00, cuando varios de los jugadores seguían en la cama. Así lo confirmó Vinicio Luna, director logístico de la Tricolor, quien añadió que los jugadores vivían un momento de tranquilidad.
Ayer, los seleccionados podían desayunar hasta las 11:00. A las 11:30, el técnico Reinaldo Rueda brindó su última charla técnica. El almuerzo finalmente se sirvió a las 12:30 y era obligatorio para todos, a diferencia del desayuno.
Después de descansar, los seleccionados, acompañados de Luis Chiriboga, presidente de la Federación Ecuatoriana de Fútbol, salieron del complejo con destino al estadio Olímpico Atahualpa.
En la avenida Granados, a unos 20 metros de distancia del Redondel del Ciclista, una familia de aficionados de la Tri derramó miles de pétalos de rosas de colores amarillo, azul y rojo, sobre el bus tricolor que movilizó a los jugadores.
Estos jugadores también recibieron el apoyo de la hinchada en el ingreso al estadio Atahualpa y durante los 90 minutos de juego. “Vamos Selección que sí se puede”, corearon los más de 33 000 hinchas que llegaron al ‘coloso de El Batán’.