Horacio Elizondo pitó la final del Mundial de Alemania en el 2006 y eso hacía pensar en el resurgimiento del arbitraje sudamericano. Pero, para la final de Sudáfrica la FIFA designó al inglés Howard Webb. ¿Cuál es el verdadero nivel de los arbitrajes ecuatoriano y sudamericano?
El arbitraje de la región sigue en proceso de desarrollo. Ha mejorado en los últimos años porque las federaciones y asociaciones de fútbol han hecho conciencia y saben que los árbitros son el eje primordial para el buen desarrollo de un cotejo. La dirigencia latinoamericana ha comprendido que el trabajo de los jueces es muy sensible porque son los que toman las decisiones dentro de un compromiso.
¿Y qué hace falta para que los árbitros sudamericanos estén a la misma escala de los europeos?
El arbitraje europeo sin lugar a dudas tiene otro nivel, porque son jueces que se dedican exclusivamente a su preparación y actualización de conocimientos. Los que aún no comprendemos acá (Sudamérica) es que el árbitro es un atleta igual que un futbolista y su preparación debe ser la misma o igual. En Europa la profesionalización del arbitraje les tomó años y nosotros estamos recién en ese proceso.
En Ecuador, por ejemplo, un árbitro es al mismo tiempo profesor de Cultura Física y en su tiempo libre dirige partidos amateur para tener más ingresos. ¿Cuánto daño le hace eso al proceso al que usted se refiere?
Mucho porque una persona no puede hacer bien una tarea si está en tres o dos más al mismo tiempo. Pero no es solo una realidad en Ecuador sino en toda la región. El hecho que tengan que buscar otros trabajos les impide actualizar sus conocimientos, prepararse físicamente por lo menos días a la semana. Y eso, sin lugar a dudas, se ve reflejado en los partidos.
¿Cómo se ve reflejado?
Cuando vemos a un réferi correr mal la cancha es porque no se está nutriendo de videos y las experiencias de quienes están en la cúspide del arbitraje mundial. Un árbitro que no se acopla al ritmo del partido y sigue las jugadas a destiempo es uno que tiene problemas físicos. Considero que el día en el que el arbitraje se profesionalice en ese momento vamos a tener mejores partidos.
¿Cuáles son los principales problemas del arbitraje ecuatoriano y sudamericano?
Las decisiones que toman en la cancha sin lugar a dudas, porque en lo físico hemos mejorado mucho a partir de las exigencias que tiene la FIFA. Este organismo realiza un seguimiento detallado a todos los jueces del mundo y quienes no pasan las pruebas físicas y teóricas a las que son sometidos. Esto lo hacemos durante todo el año, a través de sus instructores.
¿Quiere decir entonces que la subjetividad del arbitraje a la hora de tomar decisiones sigue siendo un problema para el fútbol?
Analizado desde ese punto de vista sí, pero esa es la esencia de este deporte. Las decisiones, erradas o acertadas, de los árbitros también son parte del espectáculo y lo seguirán siendo hasta que la FIFA encuentre los mecanismos para que sea distinto.
¿La incorporación de la tecnología como una herramienta de ayuda para los jueces podría ser una alternativa?
Podría ser, pero eso tiene pros y contras que la FIFA seguramente se encuentra analizando en este momento. Creo que la incorporación de la tecnología convertiría al fútbol en un deporte más justo, pero se volvería aburrido y monótono ya que los errores y las equivocaciones de los jueces son también parte del juego.
¿Y qué le parece la incorporación de árbitros junto a los arcos? En Europa ya lo implementaron y acá recién, en la Copa América del 2011, se va a utilizar el aerosol para marcar las distancias de las barreras en los tiros libres.
Es que no podemos hacer cambios de la noche a la mañana. Todo cambio debe pasar por un proceso y a eso apunta la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) cuando decidió que el aerosol sea utilizado en la Copa América. Son temas que se tienen que debatir no solo entre dirigentes y árbitros, sino también con los futbolistas, directores técnicos e hinchas.
¿Eso evitará que la sociedad siga tachando a los jueces como los ‘malos de la película’?
No creo. Los árbitros siempre serán vistos como los malos, los perversos, los mal intencionados… Es una visión que se ha construido socialmente y que difícilmente cambiará. Todos nos equivocamos, pero los árbitros salen en los diarios y en la televisión. Esa es la única diferencia que existe.
Mientras en los partidos estén en juego intereses económicos y prestigios de dirigentes, ¿la presión de los partidos seguirá cayendo sobre los jueces?
No debería ser así. El árbitro debe preocuparse solo por su preparación y su conocimiento. Pero es real que hay presiones que influyen incluso en el desarrollo de los compromisos.