De héroe a villano. De recibir insultos a acoger halagos de la hinchada. Ahí está la magia del fútbol, y eso es lo que vive ahora Emerson, el ‘crack’ de Corinthians que anotó en la final de la Libertadores, en el partido frente a Boca Juniors.
El brasileño, de 33 años, marcó los dos goles que le permitieron a su equipo alzarse con la copa internacional por primera vez, tras 35 años de historia.
La emoción que sienten los hinchas del Corinthians por el jugador, le obligó a pedirles que no lo vean como héroe.
Él es un hombre como todos los demás, y en el transcurso de la semana será juzgado por importación ilegal de autos provenientes de los EE.UU. y lavado de dinero.
Según la web ESPN.com.br, hay conversaciones telefónicas que comprometen a Emerson.
Una investigación indica que el brasileño depositó dinero en la cuenta del israelí Jehuda Kazzabi, apuntado como uno de los líderes de la mafia que opera en EE.UU. y en 12 estados de Brasil.
Si lo declaran culpable, a Emerson le caerá una pena de entre cuatro a 14 años de prisión.
Su madre Carmen Lúcia Passos sufre, al igual que lo hizo en 1996, cuando logró, con declaraciones falsas, que Márcio Passos de Albuquerque, su hijo, no exista más. O mejor dicho, que ese nombre no exista más.
Desde ese año, su hijo se llama Marcio Emerson Passos. La decisión de alterar la fecha de nacimiento y el nombre de su hijo surgió porque él tenía un futuro promisorio, pero en Brasil muchos tienen condiciones y nadie les garantiza que puedan llegar a jugar en la Primera categoría.
En 1996, Emerson acababa de cumplir 18 años y Carmen sintió que pocos clubes se animarían a fichar a alguien de esa edad. En su nueva cédula él tenía 15 años.
Dos años después, tras jugar en inferiores y destacarse, Emerson debutó en San Pablo y fue convocado para la selección Sub 20.
Mencionar la carrera deportiva de uno de los mejores jugadores de Brasil tomaría mucho tiempo. En resumen, jugó en clubes de Japón, Qatar, Francia, Dubai y la selección qatarí. Cuando regresó a su país jugó en Fluminense. Logró dos títulos, en el 2010 y 2011.
Antes de lograr el título internacional, Emerson dedicó varias palabras a Juan Román Riquelme, en la final de ida.
“Soy favelado, nací en Nova Iguazú, no tengo miedo a nada”, afirmó, después del empate por 1-1 en La Bombonera, al aludir a la barriada donde nació y creció en un municipio vecino a Río de Janeiro conocido por los elevados índices de criminalidad.
La polémica ha sido una compañera constante en la carrera del brasileño, que tras ser descubierto por el uso de documentos falsos fue a prisión y tuvo que pagar una multa económica.
Además, en el 2008 tuvo problemas con la FIFA cuando se nacionalizó qatarí para jugar por la selección local, pese a que ya había actuado por la selección brasileña sub20. “Son cosas del pasado”, suele afirmar Emerson cuando es cuestionado sobre los problemas en los que se involucró.
Para callar a los críticos, el jugador se ha convertido en un experto en definir partidos en los momentos clave. Así fue en la final contra el Boca Juniors, de Argentina, en la que anotó los dos goles de la revancha. En el partido de ida además contribuyó con el pase que permitió a Romarinho igualar el marcador 1-1, en Buenos Aires.
Su explicación para este talento especial es sencilla: “El hecho es que me gustan los partidos decisivos, me siento a gusto”.