El dinero no les alcanza a los árbitros
Es parte del magisterio y al mismo tiempo pita partidos del Campeonato nacional. Tiene a su cargo seis cursos y su horario de trabajo es de 10:00 a 18:00. Tiene que cumplir con las ocho horas de labores que le exige la Ley Orgánica de Educación Intercultural (LOEI) que entró en vigencia el 31 de marzo pasado.
El referato es para Salazar una profesión complementaria. En 1995 ingresó a la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación de la Universidad de Guayaquil y, por curiosidad, ese mismo año se inscribió en un curso de arbitraje en ese mismo centro de Educación Superior.
El réferi de 35 años y oriundo de Vinces (Los Ríos) es consciente de que “del arbitraje no se puede vivir”. En Ecuador, los jueces ganan por partido. “Si no pitamos, no ganamos”, asegura.
Así le ocurrió en el 2009 cuando tuvo que someterse a una operación de los meniscos de su rodilla derecha. Esa lesión le impidió pitar cerca de dos meses.
Los honorarios de los árbitros los paga la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF). Un juez central con escarapela de la FIFA gana USD 350 por cotejo y un asistente USD 280. Los que pitan en primera categoría, pero no son jueces internacionales, cobran esa misma cantidad.
Para complementar su presupuesto, Salazar ha aceptado en ocasiones dirigir partidos de campeonato amateur. El año pasado dirigió un partido de semifinales de un torneo cantonal en Palestina (Guayas). Por pitar en ese tipo de competencias, un árbitro llega a cobrar hasta USD 40 por partido. En ocasiones suelen pitar hasta cinco por día.
Salazar está en la séptima categoría del magisterio y su sueldo mensual asciende a los USD 600. “Sin una profesión alterna y un sueldo fijo, es imposible vivir únicamente como árbitro”, confiesa.
Omar Ponce es ingenieromecánico y juez FIFA
Omar Ponce estuvo a punto de vincularse a la Armada del Ecuador cuando tenía 17 años, pero un aviso clasificado que vio en un periódico lo hizo cambiar de opinión inmediatamente.
“Prestigiosa empresa automotriz requiere jóvenes interesados en trabajar en el área mecánica”, recuerda Ponce que decía el aviso. Él no dudó y se presentó al día siguiente en el lugar determinado. La compañía era nada más y nada menos que la alemana Mercedes-Benz.
La idea de la empresa era capacitar a los aspirantes. Escogieron a 50 jóvenes de los cuales se terminaron graduando 15, entre ellos Ponce, en el Servicio Ecuatoriano de Capacitación Profesional (Secap) y en los talleres de la compañía automotriz.
Pero un año antes de graduarse, uno de sus hermanos que cursaba el último año en la Facultad de Cultura Física de la Universidad de Guayaquil le preguntó que si le interesaba ingresar a un curso de arbitraje que se iba a abrir.
El anhelo de Ponce, que fue designado para pitar en el Mundial Sub 17 que se disputará este año en México, es dedicarse al arbitraje a tiempo completo.
Para eso, asegura, es necesario que el arbitraje y la dirigencia ecuatoriana acojan la recomendación de la FIFA. La reunión de la FIFA Task Force Football 2014, realizada el 10 de mayo pasado, llegó al consenso sobre la necesidad de profesionalizar el arbitraje en el mundo. Ese proyecto también se planteó en los noventa.
En esa cita participan representantes de la Comisión de Árbitros, la Comisión del Fútbol, de la Comisión Técnica y de Desarrollo y de la Comisión de Medicina.
Ahí el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, insistió en que a los árbitros se les debería pagar salarios fijos, ya que eso podría ayudar a erradicar la corrupción.
Roger Zambrano, vocal de la Comisión Nacional de Árbitros de la FEF, coincide con Blatter, pero asegura que este organismo no cuenta con el presupuesto suficiente para cubrir los sueldos de los 550 árbitros que hay a escala nacional en distintas categorías. “Lo ideal no solo sería un sueldo fijo, sino también una jubilación”, explica el ex réferi.
Según la reglamentación arbitral de la FIFA, un juez puede pitar profesionalmente solo hasta los 45 años de edad.
En el 2010, según contempla el informe económico de la tesorería de la Ecuafútbol, este organismo gastó USD 607 951 en el pago de los sueldos de los jueces que pitaron en los campeonatos de las series A y B. Esa cifra representa el 7,63% del total de egresos que en ese ejercicio fiscal ascendieron a USD 6 975 877. La inversión en la Comisión Nacional de Arbitraje fue de USD 243 672.
El réferi José Hernández es también ingeniero industrial
José Hernández, juez de línea de primera categoría, cursaba el segundo año de Ingeniería Industrial cuando decidió ingresar a un curso de arbitraje en la Facultad de Cultura Física de la Universidad de Guayaquil.
Estudiaba las dos carreras al mismo tiempo, pero ese trajín provocó que pierda un año, pero logró graduarse en el 2003.
Hernández cuenta con un diplomado en Gestión de Seguridad y Salud en el Trabajo en el 2006. Gracias a eso realiza trabajos eventuales en empresas que lo contratan para que les elabore sus normativas de seguridad.
Él tiene que recurrir a aquello para que el dinero le alcance. Generalmente tiene tres designaciones por mes. Eso le significa un ingreso mensual de USD 690. Según la tabla se salarios de la FEF, para los jueces asistentes, por partido cada uno gana USD 230.
En la series A y B hay 60 árbitros, 20 de ellos son asistentes y 40 centrales.
Solo en la Serie A hay 25. De ellos 10 son centrales y 15 asistentes de línea. En total 14 jueces tienen escarapela FIFA en el país (siete centrales y siete asistentes).
Las asociaciones provinciales de Árbitros son las encargadas de formar y capacitar a los jueces en el país. Ese trabajo lo realizan con la supervisión de la Comisión de Arbitraje de la FEF.