Las lamentaciones ya estaban demás. En el hotel donde se hospeda Brasil, luego del partido que condenó la suerte auriverde a manos de Holanda, el DT Dunga se despidió de sus pupilos.
Liderados por el arquero Julio César, los jugadores rindieron un homenaje al entrenador, quien anunció su renuncia tras el fracaso en Sudáfrica. El contraste de ambientes se sintió afuera del mismo hotel, donde un grupo de aficionados se reunió, en cambio, para gritar “burro” al seleccionador.Cuando la Selección ingresó al sitio, los trabajadores los recibieron con aplausos, como intentado levantar la moral del plantel. Sin embargo, ninguno atinó a decir una palabra.
Ya en la intimidad, Julio César tomó el control y a nombre del equipo agradeció a Dunga “la oportunidad de jugar el Mundial”, según recoge el portal oficial de la Confederación Brasileña de Fútbol. “Este grupo permanecerá unido por siempre”, aseguró el meta.
“Usted consiguió formar un grupo de amigos. Queríamos ganar el hexacampeonato para usted”, expresó el golero en medio del aplauso de sus compañeros en una de las salas del hotel donde se aloja el ‘Scratch’. Dunga también se emocionó y agradeció el gesto de sus ahora ex dirigidos.
“Me gané el respeto y la confianza de un grupo de profesionales. Es el mejor regalo”, replicó el estratega. “Fue un orgullo trabajar con ustedes”, concluyó Dunga, cerrando así un día de tristeza del pentacampeón del mundo.
Brasil sucumbió ante Holanda por errores propios, por un desatino de Felipe Melo en la zaga y al ser expulsado cuando más se lo necesitaba.
El rostro de Julio César era distinto en ese instante al que se mostró en el hotel. Su mirada reflejaba terror y pánico, porque el final estaba cerca. Incluso, en determinados minutos cerró sus ojos, como queriendo pensar que solo era un sueño, pero el marcador del estadio reflejaba el 2-1.
A Brasil se lo vio liquidado futbolística y anímicamente. Los jugadores querían caer a puñetes al rival que se le cruzara enfrente, síntoma de la impotencia por no poder empatar o arrimarse siquiera al arco holandés.
Esa sensación se trasladó hasta el camerino. Dunga dijo que le hubiera gustado que los periodistas ingresaran para observar el rostro de los seleccionados, con la mirada al piso. “Mi equipo está destrozado. Sufre mucho esta eliminación”, aseguró.
Luego de un buen inicio con el gol de Robinho; en el segundo tiempo, inexplicablemente, la Selección pentacampeona perdió su equilibrio emocional por un autogol sorpresivo, cuando aún tenía muchas posibilidades de aumentar el marcador,
La presión de Holanda causó nervios en la Selección, lo que originó que se perdiera la confianza y se cometieran errores imperdonables. Esto fue suficiente para que Holanda noqueara a su oponente, sin necesidad de trabajar mucho para lograr la victoria.
El gol del empate nació del choque entre Felipe Melo y Julio César. El volante de marca terminó enviando el esférico dentro de su arco.
Poco después, el mismo Felipe Melo vio la tarjeta roja por una fuerte falta, y complicó las cosas para el pentacampeón del mundo. Kaká casi anota un golazo, tras recibir un rebote fuera del área, pero su tiro sale apenas desviado. Pero otra vez Brasil se durmió en el área y Holanda lo aprovechó, tras un tiro de esquina de Arjen Robben que Kuyt peinó hacia atrás y Sneijder aprovechó solo de cabeza.
Así, Brasil, uno de los favoritos de Sudáfrica, volvió a caer en los cuartos de final del Mundial, como ya le sucedió hace cuatro años, ante Francia. Fue un día triste para la ‘canarinha’.