La crisis de resultados que tiene al argentino Gustavo Costas en el limbo de la dirección técnica de Barcelona no es reciente. En la historia del ‘Ídolo’ los entrenadores siempre estuvieron sujetos a sus campañas y salieron por malos resultados e intempestivamente del banquillo torero.
Esta problemática surgió después del título local que consiguió Barcelona en el Campeonato de 1997 y tras el vicecampeonato en la Copa Libertadores de 1998 con el argentino Rubén Darío Insúa, el puesto de director técnico, entre entrenadores interinos y oficiales, ha sido ocupado por 31 personas distintas (incluido Costas).
Algunos repitieron en su cargo y uno de los que más duró en un proceso fue el gaucho Jorge Solari, quien en su primer período (tuvo dos) alcanzó a mantenerse 374 días. Costas lleva 10 meses en la dirección técnica de los toreros.
La presión por la inmediatez de resultados positivos y la falta de claridad en la intención de los procesos han marcado el ‘desfile’ de entrenadores en Barcelona.
El plantel guayaquileño ha contratado a estrategas de renombre como el español Benito Floro, el argentino Reinaldo ‘Mostaza’ Merlo y el uruguayo-paraguayo Éver Hugo Almeida. Los tres tuvieron inconvenientes para manejar las presiones y tuvieron roces con la prensa. También llegaron figuras mediáticas como Álex Darío Aguinaga, ex capitán de la Tricolor y quien se estrenó como entrenador con los amarillos.
El ‘Mostaza’ Reinaldo Merlo, por ejemplo, había sacado campeón a Racing en 2001, luego de 35 años. Él, a pesar de que clasificó al equipo a la liguilla, no pudo ganar al menos un cupo a la Libertadores.
Luego denunció un boicot en su contra que, según él, se debió a las diferencias de Maruri con los hermanos Luis y Antonio Noboa. “A mí me trajo Noboa y por eso Maruri me mandó a insultar”, dijo en su momento. Llop llegó tras el fracaso del español Benito Floro, quien intentó plasmar un recambio generacional. Pero los números que arrojó el trabajo del europeo desde el inicio fueron negativos.