Los clubes se empeñan en formar bien para la vida y el fútbol

En  Fundeporte, en el sur de Quito.  20 jóvenes de Liga de Quito reciben educación y vivienda . El dirigente Rodrigo Paz es la principal cabeza de este proyecto. Fotos: Alfredo Lagla, Galo Paguay, Paúl Rivas/EL COMERCIO

En Fundeporte, en el sur de Quito.  20 jóvenes de Liga de Quito reciben educación y vivienda . El dirigente Rodrigo Paz es la principal cabeza de este proyecto. Fotos: Alfredo Lagla, Galo Paguay, Paúl Rivas/EL COMERCIO

En Fundeporte todo recuerda la marca Liga. Un gran sello de la 'U' recibe a los visitantes de este enorme centro deportivo de 35 hectáreas que funciona en el sur de Quito desde 1979.

Dentro del enorme pulmón en donde semanalmente unos 10 000 habitantes del sur se oxigenan, hacen deporte, pasean en familia o se duermen bajo los árboles, Liga levantó una casa, una edificación en la cual 20 adolescentes cocinan a diario sus sueños de gloria: ser jugadores profesionales.

Eduardo Stelik es el encargado de este proyecto. El entrenador argentino, de pelo cano, mejillas rojas por el trabajo de campo, está sentado en la sala principal de la concentración. Viste un calentador plomo con la 'U' en el pecho. Se acaricia las rodillas y cuenta que en el 2009 le presentó un proyecto a Rodrigo Paz, el presidente honorario de la entidad: hacer una escuela de fútbol. "Don Rodrigo tenemos que crear más presencia de Liga en el sur", le dijo. El experimentado directivo asintió y la idea empezó y ahora cuenta con 250 noveles jugadores.

Pero a la par, la 'U' desarrolló una idea más ambiciosa. Durante una visita de Paz al complejo, Stelik le comentó otra aspiración: construir una residencia para un grupo élite, de unos 20 chicos para pulir el talento y alimentar las divisiones inferiores. A la semana siguiente, Paz llegó con un arquitecto, empezó a hacer las mediciones y la construcción empezó.

"Esto es un proyecto social y deportivo. No todos estos chicos van a llegar a jugar como Édison Méndez, Joffre Guerrón y otros. Pero al menos tendrán educación podrán ser algo en la vida", dice el directivo Paz en su oficina en el centro- norte de la capital.

El método de trabajo es sencillo: Stelik ha tejido una red de contactos en el país para detectar talentos nuevos. Incluso, el mismo, pasando dos o tres semanas viaja a Esmeraldas, El Chota y la Amazonía para observar a los nuevos talentos. Entabla una conversación con los padres de los menores, les comenta del proyecto y las oportunidades de estudio, alimentación y hospedaje para los chicos. Si ellos aceptan, el adolescente viene a Quito para integrarse a la escuela.

Los jugadores se entrenan a las órdenes del DT, pero además reciben clases de nivelación en el colegio de la Fundación Su Cambio por el Cambio. Hasta mayo, las clases las recibían en una de las aulas de Fundeporte.

Además de la nivelación, los jóvenes reciben talleres de carpintería, panadería y hotelería.

Si en Fundeporte, la marca Liga se nota, en el interior de la casa, los sellos con la 'U' se multiplican: están en las cobijas que tapan a los chicos, en las toallas que se usan en el baño, en el TV plasma colocado en la sala de estar, en los calentadores de los jóvenes jugadores.

Los chicos están en clases y en el lugar se respira paz. "Pero no crea que siempre es así", dice Rocío Ramos, la ama de casa . "Los chicos meten bulla en la noche, son muy alegres, muy inquietos".

La mujer ha generado una conexión especial con los adolescentes. "No crea, a uno le duele el corazón cuando se van los chicos de aquí. Uno los llega a querer como propios, su lucha por llegar a jugar es admirable".

Como en toda casa hay normas. Si los chicos incumplen los horarios, si salen de la casa y no regresan a tiempo, si no cumplen con el aseo reciben una amonestación. Si cometen faltas más graves, se notifica a sus padres y los jóvenes abandonan la concentración Cerca de la casa, en una de las aulas de Fundeporte, los alumnos reciben una clase de matemática: sumas y restas. Y, como se trata de un equipo de fútbol, la profesora utiliza la información de una taquilla de Liga para que los chicos realicen las sumas: "por favor sume 12 223 generales más 5000 tribunas, más 2 000 palcos..." Nuevos talentos como Jordy Alcívar, Christian Alaho y Jean Jaramillo atienden la clase. Saben que el estudio es importante, pero confiesan su amor por jugar a la pelota y por llegar a actuar en el primer equipo tal como Alexander Domínguez o Daniel Viteri, quienes han visitado a los chicos en Fundeporte para contarles su historia de vida y superación y para motivarlos a que sigan buscando su sueño de convertirse en jugadores.

En el lugar se han establecido una serie de incentivos para los nuevos jugadores. Semana a semana, se premia al cuarto mejor arreglado, por ejemplo. Los vencedores se llevan entradas al cine o tiques para patinar en un centro comercial cercano al complejo.

Otros detalles

  • Alfredo Caza,  un fervoroso altruista contribuyó para equipar la casa de los albos. Él entregó una cocina, refrigeradora, lavadora y secadora. Carlos Arroyo, el presidente del club de Liga, donó las sillas y las camas.
  • Los directivos  de U. Católica planean hacer una inversión mayor el próximo año con los juveniles. La idea es potenciar el semillero para sacar nuevos talentos.
  • En Aucas, el complejo   de los juveniles pudiera llevar el nombre de Mónica Gordón, la dirigente que impulsó el proyecto con su padre.

Lara volvió de Azogues para consolidar un proyecto

En Universidad Católica, las habilidades del cuerpo técnico son puestas a prueba semana a semana. Mientras el equipo profesional se entrenó en el complejo de La Armenia, el técnico Jorge Célico se daba tiempo para subirse en la máquina niveladora para mejorar la cancha. También pintaba los troncos de los árboles para darle un colorido especial al complejo.

En el recinto deportivo ahora solo se entrenan los juveniles y el argentino Patricio Lara, asistente de Célico, sigue el ejemplo de su entrenador. Él es un 'todólogo' en el lugar: tiene que supervisar desde detalles mínimos, como que no se pierdan los balones, para lo cual se colocan redes de nailon alrededor de las canchas. También se rellenan de tierra los alrededores del campo de juego y se ultima el equipamiento del gimnasio para las divisiones inferiores del plantel.

Lara es el entrenador de la Reserva desde hace tres meses, cuando se reincorporó al equipo tras un paso corto por el Deportivo Azogues. Pero además de ello, él es el responsable de un grupo de 20 jóvenes a los cuales el equipo les dio residencia y alimentación y una pequeña ayuda económica para sus gastos.

Ellos viven en una casa de construcción mixta, con pisos de madera, que entró en funcionamiento este año. Al igual que Eduardo Stelik en Liga, Lara es un buscador de talentos que viaja por el país reclutando a nuevas figuras con edades entre los 14 y 18 años.

Los jóvenes llegan a la casa y tienen normas que cumplir: respetar a sus compañero, respetar la propiedad privada, cumplir los horarios. El aseo es fundamental: no solo el personal que debe cumplirse a diario, sino también el aseo de las camas y del hogar en sí.

El pasado miércoles, el esmeraldeño Johny Javier Bautista trasladaba con dificultad una carretilla llena de tierra. Llevaba puesto el uniforme rojo de entrenamiento. "Le estaba ayudando al trabajador del complejo, porque él solito no podía. Aquí todos estamos para colaborar", dice el volante central de 16 años.

Aarón Chillambo resalta por su 1,90 de altura. Vino de Guayaquil y también juega en la Reserva. Es tímido, habla casi a los susurros. Ese día, él y Luis Arroyo fueron los encargados de realizar la limpieza de la casa. "Siempre hay que estar enseñándoles cosas", confiesa el técnico Lara, mientras mira a los jóvenes arreglarse antes de bajar a los entrenamientos.

El técnico tuvo que trabajar mucho en generar algunos hábitos en los futbolistas. Desde cosas tan simples como usar la puerta para entrar y salir de la residencia. "Antes saltaban por la ventana al patio de atrás, donde tienen una cancha de ecuavóley. El espacio es utilizado en la tarde, luego de las prácticas para electrizantes partidos que se juegan a 'finish'.

En Aucas 27 chicos viven al lado de la 'Caldera'

En la 'Caldera del Sur', en Chillogallo, las risas y gritos no paran. Los 27 chicos que conforman las divisiones formativas de Sociedad Deportiva Aucas llenan de alegría al complejo, que comenzó a funcionar en 1994.

A partir de las 07:00, la calma y el silencio se rompen. Los jóvenes futbolistas inician su día, en medio de bromas, cánticos y bailes.

Tienen media hora para prepararse y asistir al comedor para desayunar antes del entrenamiento. Ese espacio también funciona como aula de clases.

Desde febrero pasado, el 'Ídolo del Pueblo' recibe a los chicos que pueden tener un futuro futbolístico. Se les brinda techo, alimentación, vestimenta, educación y una compensación económica de USD 30 mensuales.

El proyecto fue concebido inicialmente por la fallecida dirigente Mónica Gordón, quien además buscaba la ayuda de la empresa privada para financiar la ayuda. Su padre Ramiro decidió continuar con esta misión.

Una brisa gélida acompaña la mañana del jueves pasado. Los chicos de la Sub 16 y 18 corren alrededor de la cancha de entrenamiento. Cerca de las 10:00, el DT Nelson Videla organiza un partido de práctica.

Da la impresión de que el entrenamiento se terminó y que comenzó un juego entre amigos. Como esos que disputaban en sus pueblos, sin botines especiales ni uniformes. Solo por diversión.

"Dale, dale loco", "ahora sí te la hago", "aquí, bocón". Son algunas de las frases que se escuchan en medio de las risas de los jugadores. De repente, Tardelli Carvajal, el goleador del equipo, toma el balón y lo introduce en el arco.

Todos sus compañeros se suman en un grito de gol, corren por la cancha, mientras festejan el tanto, tal y como si estuvieran jugando un partido oficial. Quieren que "el 'profe' los tome en cuenta".

A sus 17 años, Tardelli afirma que llegar al Aucas es una bendición. Hasta la fecha, ha conseguido marcar 17 goles y jugar en el equipo de Primera. Al igual que sus compañeros, recuerda que lo más duro fue separarse de su familia. La fortaleza para asumirlo viene de la meta de sacar de la pobreza a sus seres queridos.

El partido continúa. Los jugadores se barren e incluso abrazan a sus compañeros para quitarles el balón. Uno de los que más grita y disputa las pelotas es Ariel Zambrano, más conocido como 'El loco Zambrano'. Al terminar el entrenamiento, el joven de Portoviejo se pasea por el complejo, mientras lanza bromas a sus compañeros.

"Dicen que soy el más revoltoso. Es que la diversión es importante. Eso sí, tenemos que ser responsables, el Aucas nos da todo y tenemos que responder", cuenta.

Los jugadores que quieran seguir en el club, no solo deben crecer futbolísticamente. También, hay que cumplir otras tareas. A partir de las 15:00, reciben dos horas de clases. Además, tienen que ordenar su habitación y respetarse.

Ellos siempre están bajo el cuidado de Manuel Bravo, el coordinador de la casa del club. Él se ha convertido en un padre para los jugadores. Los apoya en los momentos difíciles y los presiona para que sean mejores personas. "Son una gran familia", asegura.

Cinco de 1 200 aspirantes

En Sangolquí, funciona otro espacio de formación. Llegar al Independiente es uno de los mayores sueños de los chicos que quieren ser futbolistas profesionales. Al año, a este club, cerca de 1 200 deportistas llegan a probarse, pero se quedan cinco.

Sobre un terreno de 9 hectáreas, se levanta el Centro de Alto Rendimiento. Allí hay un colegio y una residencia para los 92 muchachos que se están formando.

Por los pasillos, se observa a jugadores de entre 11 y 17 años. Están vestidos con camiseta, pantaloneta y zapatillas. Saludan amablemente y sonríen al llegar a sus cuartos.

"Es muy bonito estar aquí, porque nos tratan bien. Nos dan de comer, tenemos colegio y amigos", cuenta Jimmy Cuero, de 12 años. Pese a su corta edad, el delantero guayaquileño ha aprendido a dividir su tiempo para entrenarse, estudiar y jugar con sus amigos.

El jueves en la tarde, se siente paz. No hubo entrenamiento y a lo lejos se escuchan risas de los menores que juegan con una consola.

Otros chicos aprovechan para hablar con sus enamoradas o navegar por la Red. Eso sí, solo tienen tiempo hasta las 17:00. Desde esa hora, los chicos deben ingresar a las aulas de clases hasta las 20:00.

Roberto Arroyo, coordinador de las formativas, afirma que el club invierte cerca de USD 500 000 al año en formar a los jugadores.

Luis Caicedo, Luis León, Júnior Sornoza y Mario Pineida son algunos de los profesionales que nacieron en el club. Jefferson Montero fue parte del primer grupo que se formó hace seis años.

Los jugadores están divididos por bloques. En el primero viven los chicos de la Sub 12 y 14. En otro están los de la Sub 16 y 18. De este último edificio sale Joao Chávez. A sus 14 años, tuvo que dejar a su familia en El Coca. Con emoción cuenta que el Independiente le permite formarse como persona y jugador. Además, recibe USD 50 mensuales.

Joao se pasea frente al centro de cómputo de la institución y se escucha: "Esa nota, coge un libro para decir que es estudioso". El jugador sonríe y continúa leyendo. Las bromas son cosa de todos los días en la casa hogar.

En este sitio, los muchachos han encontrado una salida para sus problemas personales y familiares. Al club han llegado jóvenes que han sufrido maltrato, no tenían las condiciones económicas adecuadas o no tuvieron una buena educación. Así lo explica Arroyo, quien añade que hoy se está formando a dos jóvenes analfabetos.

"A mí entrevísteme, aquí tiene la combinación de Radamel Falcao y Cristiano Ronaldo", grita el esmeraldeño Jeair Martínez y de inmediato se esconde en medio de las columnas. Minutos antes, él molestó a su compañero Joao.

Constantemente deja ver su cabeza entre las columnas, pero la esconde de inmediato. Finalmente se atreve a hablar. Un tanto nervioso, el joven de 14 años mira a su alrededor. Respira profundo y sonríe al explicar que llegar al Independiente fue un sueño cumplido. El espera que todos sus compañeros lleguen al equipo principal, para luego defender a la Tricolor. "Quiero que todos triunfemos", dice.

Las reglas

  • Los jugadores de Aucas  no pueden salir del complejo. En casos excepcionales el tutor del complejo les da permiso.
  • En el Independiente, todos los jugadores deben asistir a clases. Se ubica a los estudiantes según el año lectivo que estaban cursando antes de llegar al club.
  • Al final de cada temporada, los jugadores son evaluados para determinar si seguirán siendo parte del club o pueden buscar otro equipo.

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