Católica y Liga juegan hoy su duelo 70

Arrebatarle el invicto a Liga de Quito es la misión que les encargó para hoy el técnico Fernando Díaz a los jugadores de la Católica.De alcanzar una victoria en el estadio Olímpico Atahualpa, el ‘Trencito Azul’, como conocen al equipo del técnico chileno, sumaría su tercer hecho histórico en el torneo Nacional de fútbol.Su primera hazaña la marcó en 1972 teniendo como figura al delantero argentino Mario Raffart. En esa ocasión, la Asociación de Fútbol No Amateur de Pichincha (AFNA) solo podía tener a cuatro representantes en la Primera categoría del fútbol ecuatoriano. Deportivo Quito, El Nacional y América se clasificaron directamente. Pero Católica y Liga debían disputar el cuarto puesto.Después de ganar una serie de tres partidos, Universidad Católica se apropió de ese cupo, enviando a Liga a jugar el campeonato de la Segunda Categoría, serie donde actualmente milita Aucas.“Eso fue algo extraordinario, puesto que el juego de Universidad Católica en esa época era similar al de Liga de Quito”, recordó el estadístico Aurelio Dávila.El otro hecho histórico se produjo en 1983 cuando con un gol de John Minda, la ‘Chatoleí’ le impidió a Liga clasificarse a la Copa Libertadores de América. En esa ocasión, la Católica derrotó al club merengue.“No sabemos de dónde apareció ese jugador. Solo recordamos que nos hizo un gol y que después desapareció del ámbito futbolístico”, comentó Hugo Mantilla, ex jugador y directivo de Liga.Esa versión fue corroborada por Fausto Carrera, quien vistió la camiseta celeste durante 20 años. Carrera aseguró que Minda no marcaba un solo gol en los entrenamientos, pero que ese día apareció para hacer historia. “Con ese gol, Minda se consagró en el equipo. Además fue el único tanto que marcó en su carrera deportiva”, recordó Carrera.El ahora asistente técnico de Carlos Sevilla en Macará, recuerda también que para ese encuentro, dirigido por el entrenador Héctor Morales (fallecido), salieron a la calle a buscar a sus compañeros. A Rafael Calderón, por ejemplo, lo encontraron jugando voleibol en las canchas del parque de La Carolina.“No teníamos nada que perder. Los compañeros se fueron a sus casas, pero ese era un clásico y teníamos que jugar y ganarlo, como sucedió finalmente. Después del triunfo no gritaban chimbadores”, cuenta Carrera entre risas.Según Mantilla, esos partidos se jugaban con mucha presencia de público, pues el clásico universitario convocaba a estudiantes de ambos centros educativos.Ahora, el panorama ha cambiado notablemente, ya que la Católica cuenta con pocos seguidores. En el partido anterior, que se jugó en el estadio Casa Blanca, alrededor de 200 hinchas de la ‘Chatoleí’ presenciaron el encuentro entre ambas plantillas.“En los años setenta y ochenta los estadios se llenaban. Esos partidos se disputaban en un ambiente de adrenalina y rivalidad, pero también de mucho respeto porque nos conocíamos jugadores y directivos”, dijo Mantilla.

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