Juan Samudio es de aquellos delanteros que pueden pasar desapercibidos durante gran parte de un partido, pero cuando tiene la oportunidad de anotar lo hace.
Anoche, el atacante paraguayo abrió la ruta del triunfo para su equipo al marcar el primero de los dos goles con que los canarios vencieron a Espoli. Este resultado le permite a los canarios mantenerse en la punta de la tabla de posiciones con 33 puntos.La anotación de Samudio fue a los 29 minutos de la primera etapa. Parecía una jugada sin trascendencia. Vinicio Angulo ganó la línea de fondo por la banda derecha y sacó un centro que a simple vista no tenía destino.
Pero el delantero guaraní se impulsó desde el gramado y aplicó una de sus mayores fortalezas: el juego aéreo. Con un fuerte cabezazo venció al arquero Adrián Bone, quien intentó impedir el gol, pero la colocación y la potencia del remate se lo impidieron.
La hinchada demoró en reaccionar. El gol parecía una ilusión óptica. Desde las gradas, se divisaba que la pelota había salido desviada por un costado del arco, pero cuando Juan Samudio levantó los brazos, los gritos de júbilo estallaron en el estadio Monumental.
Tuvieron que pasar siete fechas para que el atacante paraguayo se reencontrase con el gol. La última vez que había marcado fue contra El Nacional en la décima fecha.
Por eso, su celebración fue modesta. Cuando se dio cuenta que la pelota estaba dentro del arco, caminó hacia el centro de la cancha y se dejó envolver por lo brazos de sus compañeros, que corrieron a felicitarlo.
Espoli se había encerrado en su cancha y le había apostado al contraataque como único argumento ofensivo. Pero, después del gol, ese planteamiento no cambió.
Por el contrario, Barcelona continuó dominando el partido. Producto de ese dominio, el argentino Matías Oyola anotó el gol de la tranquilidad desde el punto penal. Antes, el arquero Bone le había cometido una falta en el área. Este gol le devolvió la tranquilidad a Juan Manuel Llop.