A Marcelo Elizaga le agradan el rock de los noventa y la parrillada. Sol será su cuarta hija y nacerá en Ecuador.
Usted se naturalizó ecuatoriano. Pero ¿se siente parte de este país?
Ecuador es el país que me ha permitido crecer profesionalmente. Es un lugar donde la gente me ha recibido bien y siempre me expresa su cariño en la calle. Además, mis dos últimos hijos (Ignacio, de 5 años, y Benjamín, de 1) nacieron aquí. Tengo otro niño, Lautaro, de 9 años. Y pronto nacerá Sol, quien también será ecuatoriana.
¿El ritmo de vida en Ecuador es más relajado que el de Argentina?
El ritmo de vida de Buenos Aires es diferente. En Guayaquil y Quito el ambiente es más relajado. A nosotros nos sirvió para adaptarnos rápidamente.
¿Su familia cree eso?
Gracias a Dios no hemos tenido inconvenientes para adaptarnos. A Lautaro, de 9 años, le costó, pero no fue complicado.
Y ¿qué tanto conoce de Ecuador? ¿Qué lugares le agradan?
Me gusta todo. Pero me gustan sobre todo los paisajes, la comida y el carisma de la gente. En Guayaquil la gente es más extrovertida y en Quito, más tranquilos, pero todos muestran cariño.
Pero ¿qué tanto conoce del país?
Me gusta todo el paisaje que hay en la vía a Ibarra. Fui y me agradaron mucho las lagunas y las montañas. El lago San Pablo también me sorprendió.
¿Y qué tal la comida ecuatoriana?
Bueno, a mí me gusta la parrillada, el chivo y el lechón. Y me gusta preparar asados. Pero en Guayaquil aprendí a comer mariscos. Ahora me gustan los langostinos, el pescado, la langosta, los camarones y el pulpo.
¿Qué tal le va en la cocina?
Cuando tengo días libres, en mi casa preparo un ‘asadito’ y pescado a la parrilla. No tengo problemas en la cocina.
Y ¿qué tal está su oído para la música ecuatoriana?
Cuando llegué al país empecé a escuchar salsa. Así que no sé si tengo buen oído. Cuando estaba en Argentina escuchaba rock nacional, algunos tangos, U2 y Pink Floyd.
¿Cómo le va en la pista de baile?
Soy un durazno (duro) para el baile, mentiría si digo que lo hago bien. Pero me defiendo, soy cara dura (ríe). Es igual en el canto, donde soy un desastre. Pero todo lo hago con buen ánimo.
¿Es cierto que es un experto en las artes marciales?
Ya no. Eso fue en mi niñez, donde tuve la oportunidad de practicar judo y luego taekwondo. Eso fue antes de dedicarme de lleno al fútbol.
¿Ha aplicado las artes marciales en el fútbol?
No. Es cierto que tengo salidas agresivas cuando atajo. Pero eso es parte del juego. Si no salgo a ganar la pelota me convierten el gol y me complico.
¿Por qué no le gusta hablar de las artes marciales?
(Ríe mucho) Lo que pasa es que después ya nadie quiere pelear conmigo. Mentira, lo que pasa es que es algo que no me gusta comentar mucho.