Aucas llena pero preocupa a sus hinchas

Hubo un amarillo que quiso suplantar al sol en la lluviosa tarde de ayer. Los hinchas de Aucas, reafirmando esa vocación de ser el ídolo capitalino, llenaron el estadio Rumiñahui de Sangolquí.

Fueron con la idea de reafirmarse como el mejor equipo de la Segunda Categoría de Pichincha, pero un débil, aunque ordenado, Clan Juvenil le cortó la racha de victorias y empató 0-0.

Desde las 10:00 ya Sangolquí era una fiesta. Camisetas amarillas llenaban los locales de hornado. “Solo Jesús del Gran Poder y Velasco Ibarra han logrado llevar tanta gente como el Aucas. ¿Se imaginan algún otro club de Segunda Categoría que convoque tanta gente”, decía Luis Torres.

Los hinchas se regocijaban en su capacidad de convocatoria. Con una cerveza en la mano, Xavier Ordóñez recordaba lo que decía en otros tiempos el relator Pancho Moreno: “Es el Aucas de la capital, el patrimonio de Quito y de Pichincha”.

Así son las conversaciones de cada domingo cuando juega el ídolo. Se habla del porvenir, pero también del pasado; de su sufrimiento, pero del inconfundible orgullo de ser auquista, casi como una competencia para ver quién es el mejor hincha.

“He llorado, he gozado, he dejado todo para ver al Aucas y siempre me lleno de emoción”, cuenta José Castañeda.

En Sangolquí hubo fiesta, hornado y cerveza, pero todo eso duró poco porque lo que no hubo fue, precisamente, fútbol.

El equipo dirigido por Alfredo Encalada podría resumirse en un solo jugador: Roberto ‘Tuca’ Ordóñez. La estrategia del cuadro oriental es el saque del arquero Mario Lozano para que Ordóñez, con su fuerza, potencia y habilidad se enfrente solo contra el mundo y llegar hasta el arco rival.

El resto de jugadores no demostraron estar a la altura de la competencia. El más pifiado fue Diego Quintanilla, impreciso y, para colmo, sin la fuerza para ‘meter la pierna’ que un fútbol de esta categoría exige.

Sin medio campo, el ataque estuvo desabastecido y la defensa -fuerte pero lenta- desguarnecida. De hecho, en el primer tiempo, el resultado pudo ser muy adverso para Aucas. Clan Juvenil, que jugó de igual a igual, tuvo tres oportunidades de gol, frente a ninguna verdaderamente importante del cuadro capitalino.

La presencia de Gustavo Figueroa permitió al equipo asentarse más. Mostró experiencia para ordenar un poco a los jóvenes jugadores. “No solo hace falta ganas, sino que se necesita de alguien que oriente a sus compañeros”, decía el técnico Hernán Vizcarra.

Aucas mejoró, trató de jugar por las bandas, pero el ataque era tan solitario que los hinchas se fueron resignados con el empate y preocupados porque fútbol no se ve.

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