Argentina demolió a Chile 4-1 con letales contragolpes

Gonzalo Higuaín celebra el gol ante Chile. Foto: Reuters

Gonzalo Higuaín celebra el gol ante Chile. Foto: Reuters

La selección de fútbol de Argentina demolió el viernes a la de Chile 4-1 a puro contragolpe, con tres goles de un inspirado Gonzalo 'Pipita' Higuaín y otro de Lionel Messi, que rompió el hechizo de no poder marcar, en la primera fecha de la eliminatoria al Mundial de Brasil-2014.

'Pipita' Higuaín clavó un madrugador gol a los 7 minutos, en electrizante contragolpe y con su poder de artillero impiadoso, al recibir servido en bandeja un pase maestro de Angel Di María, en función de armador.

Lionel Messi, a los 25, quebró un prolongado embrujo sin goles con la camiseta albiceleste, en otro contraataque a velocidad de rayo que liquidó con uno de sus clásicos sablazos a ras de piso tras habilitación profunda de Higuaín.

El don de cañonero implacable que tiene Higuaín reapareció a los 52 y a los 63, lo que despertó a una adormecida hinchada argentina en el estadio Monumental con unas 40.000 almas y un césped que parecía pista de patinaje por la lluvia.

Matías Fernández había descontado momentos antes, a los 59, con un disparo rasante que le puso broche a un collar de rechazos fallidos de la defensa y el arquero Mariano Andújar.

El partido se planteó como el mundo del revés, con Argentina refugiada en el conservador modelo que propone la filosofía futbolera del DT Alejandro Sabella, con cuatro hombres fijos en el fondo y tres más adelante de ellos, en una aguerrida primera trinchera de contención.

Argentina pareció tomar en cuenta las limitaciones y la falta de sincronización que adolece la pareja de centrales Nicolás Otamendi y Nicolás Burdisso, con Marcos Rojo y Pablo Zabaleta frágiles por los flancos.

La defensa argentina, frente al déficit en la línea de zagueros, concentró su fuerza en los volantes José Sosa, Rodrigo Braña y Ever Banega, tres leones en la marca.

Chile fue durante largos pasajes dueño y señor del mediocampo con el talento de Jorge Valdivia para manejar el balón, en un concierto de pases cortos asociados con Matías Fernández, Humberto 'Chupete' Suazo y Mauricio Pinilla.

Pero el 2-0 en favor de Argentina en la primera etapa fue el doble producto de la incapacidad de la Roja para capitalizar en la red las grietas albicelestes y el dilema de no saber controlar a Di María como lanzador.

La línea de tres en el fondo de Chile con Gonzalo Jara, Waldo Ponce y Arturo Vidal fue en los momentos clave un colador por donde se filtraban los avances argentinos.

Chile no se enloqueció, no perdió la brújula ni el libreto y mantuvo un actitud atacante, franca, generosa, además de imprimirle mayor rapidez y urgencia.

Los empujaban a los hombres del DT Claudio 'Bichi' Borghi unos 4.000 chilenos con sus banderas tricolores y el batir de los tambores, en otra rareza del encuentro porque Argentina estuvo huérfana de apoyo popular y sectores de tribunas semivacías.

No hay romance aún de los hinchas argentinos con una escuadra que lejos está de despertar simpatía, sin fiesta en la cancha ni en las graderías, pero pudieron festejar y entonar su tradicional canto de batalla: "El que no salta, es un inglés".

Borghi movió la estantería e hizo entrar a Marco González y Eduardo Vargas, pero lo que amenazaba en ataque lo desbarataba su defensa de cristal.

Los albicelestes jugarán por la segunda fecha el martes contra Venezuela en Puerto La Cruz y Chile lo hará el mismo día frente a Perú en Santiago.

Un proceso de franca decadencia futbolística de Argentina se refleja en las estadísticas, según las cuales no logra ganar un título internacional en selecciones mayores desde la Copa América Ecuador-1993 y una Copa Mundial desde México-1986.

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