Cerca de 8 000 hinchas y todos sus compañeros del Livorno asistieron ayer en la ciudad italiana al funeral de Piermario Morosini, que murió el sábado luego de sufrir un infarto mientras disputaba un partido de fútbol.
El féretro de Morosini, fallecido a los 25 años, llegó al estadio Armando Picchi, donde lo recibieron sus compañeros de equipo y otros futbolistas que jugaron junto a él o fueron sus amigos. El obispo de Livorno, Simone Giusti, bendijo el féretro.
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El presidente de Italia, Giorgio Napolitano, envió una corona de flores y los fanáticos mostraron una pancarta en la que se leía: “Ciao Moro. Has luchado por nosotros”, en italiano.
El cuerpo es enterrado en su ciudad natal, Bérgamo.
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El alcalde de Livorno, Alessandro Cosimi, anunció que un sector del estadio Armando Picchi llevará el nombre de Morosini y también Bérgamo quiere dedicar una de las curvas del estadio del Atalanta al centrocampista.
A falta de conocer los datos precisos de la autopsia, los primeros análisis revelan que la muerte se pudo producir por una malformación coronaria genética.