El viernes último el plantel del Deportivo Quito vivió un día agitado. Reuniones simultáneas se realizaron entre jugadores, dirigentes, cuerpo técnico e hinchas, temas que rayaron en la anécdota.
Finalmente no hubo un acuerdo entre las partes. En la tarde continuó el drama. Marcelo Argüello delantero argentino del club azulgrana pedía desesperadamente alguien que lo acoja a él y a su esposa, pues no tenía donde pasar la noche ya que fue echado del apartamento por falta de pago. Argüello, esperaba, además, los boletos aéreos para regresar a su patria una vez que el club no pudo cancelarle su salario.
Los boletos nunca llegaron, mientras la dirigencia ratificaba que a Gualaceo viajaría la Sub 19 debido a que no hubo acuerdo con el primer plantel cuyos integrantes amenazaron con ir al Ministerio del Trabajo a denunciar que están impagos desde hace tres meses.
Sin embargo, a la medianoche del viernes y tras una gestión directa de la Agremiación de Futbolistas se llegó a un acuerdo con los jugadores y el cuerpo técnico. De esa manera volvió una aparente normalidad.
A estas horas la enorme interrogante se abre en el equipo azulgrana. ¿Hasta cuándo durará esta tregua? Podrá la actual directiva conseguir dinero para pagar al plantel y las obligaciones no cumplidas con los refuerzos extranjeros?
La quiebra ronda cerquita al Quito. La agonía sigue. ¿Hasta cuándo?