Los premios Bichito del Fútbol de este año han sido entregados. En líneas generales, se trata de una propuesta interesante y hasta necesaria, que se contrapone a la aburrida solemnidad que suelen tener los famosos trofeos de los círculos periodísticos o, peor aún, las asociaciones oficiales, con cocteles y frases hechas. El fútbol es fiesta y celebrarlo con discursos engominados es risible.
Como ya son varios años de Bichitos, es oportuno hacer unas reflexiones sobre este certamen, que también tiene un montón de cosas que ajustar:
1. Premios a los populares
No es verdad que se trate de premios a los ‘mejores’ sino más bien a los ‘populares’, sobre todo en las categorías periodísticas. Es increíble que, por ejemplo, Paco Álvarez, que no ha tenido un gran 2014 (abundaron los comentarios sobre sus reiterativos errores en las transmisiones), gane un premio en lugar de otros locutores más acertados. Claro, el público elige y ya sabemos que las masas no tienen por qué guiarse por criterios de especialistas. El problema está en que se nomina por el nombre a secas y no se ofrece una razón, como sí se lo hace en la categoría ‘La mejor celebración’, que tiene un hecho concreto. Por eso, se vuelve aburrido ver a los mismos personajes periodísticos que, al final, compiten por su nombre vigente en los micrófonos (los de prensa escrita, ¡borrados!). En cambio, los jugadores sí compiten por sus logros en concreto, y esa mezcla a la larga genera confusión y resta credibilidad.
2. Categorías y categorías
Como hace MTV, que premia al Mejor Beso y al Mejor Villano, los Bichitos aciertan y refrescan el panorama con galardones libres de majestuosidad, como ‘La mejor celebración’ (estupenda idea), ‘El gol inolvidable’ (lindo) y ‘La Muralla’ (ganó el equivocado, porque Domínguez hizo mucho más). Ojalá algún díe se premie al Mejor Meme, por ejemplo, o al Mejor Blooper, o al Mejor Gesto de Juego Limpio. Pero otras categorías, otra vez las periodísticas, aparecen raras, forzadas y hasta descabelladas. Por ejemplo, ‘El tecnológico. ¿Qué es exactamente? ¿Qué se premia, al que manda más tuits, al que usa Tablet desde la cancha o al que usa drones? Este año ganó Vito Muñoz, quien es tan tecnológico como muchos periodistas, pero es más popular. Vito ganará siempre porque es un ‘star’. Quizás deba premiarse a la verdadera innovación, si la real intención es incentivar al periodismo a mejorar. Otra vez se impone la popularidad del personaje y no un hecho concreto. Otra categoría desenfocada es la ‘Dama del Césped’, que apunta a las más populares, algunas con horrores en sus coberturas, y no a un hecho concreto: una primicia, una entrevista, un editorial demoledoramente razonado, un tuit revelador o productos de comunicación que las damas nominadas sí tienen. Los ‘Caballeros’, otro tanto. Ojo, que la popularidad no es necesariamente algo negativo ni descartable. Podría premiarse al periodista que más seguidores ganó en el año, por ejemplo.
3. Los mejores de cada década
Esta novedad deja mal sabor de boca, pues Polo Carrera fue mucho mejor que el ‘Chanfle’ Muñoz en los años 70 pero perdió. Increíble, pues la técnica de Polo Carrera era incomparable. Iván Hurtado no fue el mejor de los 90 sino Álex Aguinaga, quien recibió el premio por los 80, década en que el mejor fue Fabián Paz y Miño (record de anotadores) o, si prefieren, Ermen Benítez. Bueno, hay criterios y criterios y podríamos pasarnos años debatiendo, pero es lamentable que por los años 60 el ganador haya sido Spender. Sí, Spender. Quién será ese señor.
4. Gran bulla, pocos seguidores
Desde el punto de vista de tener a los medios hablando de los premios, los Bichitos son un éxito. Pero algo pasa en redes, pues solo existen 13 672 seguidores (al 13 de febrero por la noche) en su cuenta de Twitter. Los seguidores de los nominados no logran endosarse al canal oficial del concurso.
5. Conferencistas de lujo
Una iniciativa valiosa y sustanciosa fue la invitación a varios conferencistas de prestigio, nacionales e internacionales, quienes aportaron con experiencias, consejos y reflexiones a los periodistas de Guayaquil. En Quito nos quedamos narizones. “Si eres picado, no tengas Twitter”, dijo Diego Arcos, un periodista completo, quizás el mejor de la televisión del Ecuador, para disparar la imaginación. Un lujo, aunque quizás Jorge Barraza, noble representante del establishment dirigencial sudamericano, ya venía sobrando. Lo peor fue su frase machista del escote. En todo caso, las conferencias fueron un rotundo triunfo, aunque también queda la sensación de que se apostó un poco por los famosos y no tanto por los más refinados analistas del periodismo continental. Ezequiel Fernández Moores podría ser una estupenda opción para el futuro.
6. En resumen, los Bichitos se consolidan y tienen mucho potencial para convertirse en los premios más valiosos del país. No lo son porque aún tienen más peso las instituciones pero, ajustando ideas y promoviendo más la calidad y menos la cantidad, tienen todo para ser punto de referencia del país y picar a todos.