En el complejo de Vila Ventura, en Viamão, los jugadores tienen amplios espacios para pasear y distraerse. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO
Ocho policías federales, en motos y un automóvil patrulla, solicitan documentos a 300 metros de la puerta de ingreso al complejo Vila Ventura, en Viamão.
Ese es el panorama visual que hay en la concentración de la Selección. Más adelante hay otros 12 uniformados que rotan las 24 horas. Allí suelen entrar y salir cada 20 minutos automóviles con distintivos del complejo y de la FIFA.
Adentro hay guardias de seguridad en cada esquina. Fácilmente son 30, que se movilizan de un sitio a otro.
Es común encontrar banderas gigantes y logotipos de Ecuador en este complejo de 78 hectáreas. Allí se hicieron las adecuaciones con sugerencias de Reinaldo Rueda y de Carlos Velasco.
Los administradores les dan todo gusto a los seleccionados. Piden plátanos y les traen desde otras ciudades porque en esta zona de Río Grande do Sul ese producto es muy pequeño.
Hay banderas colgadas cerca de la piscina y también del restaurante. En el comedor se pusieron carteles con fotos de celebraciones de los seleccionados.
También los individuales que se ponen en las mesas tienen fotografías de los partidos de las eliminatorias.
Al complejo entran y salen los chefs que son ayudantes de Consuelo Gonzalón, la cocinera mimada de los seleccionados, y del alemán Manfred Krauth. Los dos les preparan platos al gusto de los futbolistas. “Pero cuando preparo para uno, los otros también quieren”, agrega Consuelo.
Ella fue una de las más buscadas para que le dieran la versión de qué les había dado de comer a los seleccionados.
En el interior también hay una pantalla gigante en el área de reuniones en la que analizan a los rivales y también observan los partidos del Mundial.
Por allí han pasado todos los jugadores, según versiones que dan los guardias de seguridad contratados. Aquí suelen entrar y salir cerca de 300 personas en los días que los entrenamientos suelen ser fotografiados.
En los exteriores es común ver automóviles, cámaras de videos con periodistas de canales brasileños y ecuatorianos que están desde la mañana a la noche. Así es el movimiento de Vila Ventura.