Imagen de Efrén Mera, tomada de la página oficial del Independiente del Valle.
Efrén Mera era el más pequeño de los jugadores del Manta, en una práctica del 2002. El mediocampista (medía aproximadamente 1,60 m) tenía 15 años y sus compañeros le doblaban la edad.
Washington el ‘Coco’ Aires, Jacinto Espinoza, el argentino Mariano Rodríguez bordeaban los 30 años. Junto a ellos, Mera debió realizar los ejercicios del denominado ‘torito’.
Los más ‘grandes’ se divertían con el juvenil. Hacían bromas, pero reconocían su talento. Recuerda que se ganó el aprecio de los experimentados, quienes empezaron a llamarlo el ‘Cachorro’. “‘Cachorro’ por aquí, ‘cachorro’ por allá… No se cansaban de llamarme de esa forma. Ya nadie me llamaba por mi nombre”, recuerda sonriente el mediocampista manabita, quien ahora tiene 31 años.
Los papeles se invirtieron. Ahora, el mantense es uno de los más experimentados del Independiente del Valle, club al que llegó esta temporada por pedido del entrenador Alexis Mendoza.
El estratega colombiano necesitaba un ’10’ para imponer su estilo de juego en el equipo. Quería un jugador de buen toque y con buena visión para habilitar a los más veloces del ataque. Entonces, se convirtió en uno de los ocho refuerzos del cuadro sangolquileño para esta temporada.
En el club rayado también es conocido como ‘Cachorro’. Sin embargo, no todos le llaman por su apodo. Los más jóvenes le tratan con respeto.
Mera no se hace problemas. “Hay que apoyar a los jóvenes como lo hicieron con uno”, expresa. Aunque a él le gusta siempre hacer bromas. Es común verlo con los delanteros Michael Estrada, Felipe Mejía, el volante Kener Arce y el defensa Fernando León.
En la práctica del miércoles pasado, ellos se divirtieron con el ‘torito’ en la práctica en el Complejo de Chillo Jijón. Ahí, el conjunto del Valle se entrenó previo a su viaje a Esmeraldas, donde hoy juega ante Clan Juvenil, desde las 15:30, en el estadio Folke Anderson.
Desde que llegó a Independiente, se adueñó del cobro de los tiros libres y tiros de esquina. En lo que va del campeonato ha realizado dos goles e igual número de asistencias, en nueve partidos. Solo ha estado ausente en uno de los cotejos de la Serie A 2017.
Cuenta que no ha tenido problemas para adaptarse a Quito. Hace dos temporadas ya estuvo en Universidad Católica, donde el técnico Jorge Célico le hacía jugar como volante de primera línea. Ahora, juega más adelante como un ‘enganche’, detrás del goleador Michael Estrada. “Me gusta vivir en la Sierra. Acá la gente es muy amable”, cuenta el volante, quien reside en Sangolquí, cerca del complejo de Chillo Jijón.
En la capital reside con su esposa Pamela y sus hijas Maía, de 5 años, y Mía, de 3 años, quienes son su inspiración. En su hogar, nunca falta el encebollado y el encocado. Su esposa siempre le prepara estas ‘delicias’. “Sin el encebollado no puedo vivir”, asegura y suelta una carcajada.
Su pareja, quien también es manabita, siempre le recuerda sus orígenes. Con su cónyuge y sus hijas afrontó el terremoto del año pasado en Manta, una de las ciudades golpeadas por el desastre natural del 16 de abril del año pasado.
Por el terremoto, Mera y unos 20 familiares se reunieron en una casa. Fue una experiencia que le marcó. “Fue un año raro con emociones fuertes, pero se vio una solidaridad inmensa de la gente”.