El fútbol femenino gana terreno en Cisjordania

Imagen de jugadoras de fútbol femenino en Cisjordania, tomada de la cuenta de Twitter @24matins_es

Imagen de jugadoras de fútbol femenino en Cisjordania, tomada de la cuenta de Twitter @24matins_es

Imagen de jugadoras de fútbol femenino en Cisjordania, tomada de la cuenta de Twitter @24matins_es

Decenas de jóvenes jugadoras de fútbol siguen atentas las directrices de su entrenador: esta escena, que en muchos sitios puede parecer banal, comienza a ser cada vez más visible en Cisjordania, pese al rechazo de algunos.

Los más conservadores no ven con buen ojos el fútbol femenino, pero la disciplina no deja de crecer desde la creación en 2009 del primer equipo.

Ahora existen seis equipos de jugadoras para fútbol al aire libre y una docena para pista cubierta. En total hay unas 400 jugadoras de más de 14 años con licencia.

Han surgido también equipos juveniles. Uno de ellos, de reciente fundación, se entrena en el terreno deportivo del pueblo de Deir Jarir, en el norte de la Cisjordania ocupada.

Las limitaciones son evidentes. Las cuarenta jugadoras de entre 10 y 14 años apenas cuentan con seis balones y el terreno duro en el que juegan no está adaptado para la práctica del fútbol. Incluso tienen que pedir prestadas las camisetas a un equipo masculino.

Pero a pesar de las dificultades, las adolescentes se sienten muy orgullosas de lo que hacen, mientras practican estrategias, regates y ensayan remates de cabeza.

En medio del grupo, una joven mujer de 32 años que viste hiyab dirige la sesión de entrenamiento.

Rajaa Hamdan soñaba con poder jugar al fútbol cuando era joven, pero el conservadurismo de la sociedad palestina se lo impidió.

“Las circunstancias no me permitieron practicar el fútbol cuando era más joven, pero la idea no se me fue de la cabeza”, explica. “Por eso me dije que por qué mi pueblo, Deir Jarir, no podía tener un equipo de niñas como tiene uno de niños”, señala.

Fue entonces cuando decidió hacer un llamamiento por Facebook y vio con sorpresa cómo 30 jóvenes le manifestaron rápidamente que estaban interesadas.

“Tenía miedo de que hubiera problemas con la gente del pueblo, pero hasta ahora no ha pasado nada serio”, respira aliviada. Hace seis años, los habitantes de Deir Jarir habían rechazado la creación de un equipo de fútbol femenino.

“No es fácil”

Salma Fares, de 12 años, interrumpe durante unos instantes su entrenamiento para expresar lo contenta que está por poder estar en el equipo. “Estoy muy feliz por poder practicar fútbol con otras chicas, estoy en mi derecho”, asegura a la AFP.

“Me siento muy contenta por poder ayudar a las chicas”, subraya por su parte la entrenadora Rajaa Hamdan.

Pese al entusiasmo que rodea su proyecto, Rajaa dice ser consciente de que es probable que sus pupilas tengan que renunciar a jugar al fútbol cuando tengan más edad por el entorno conservador en el que viven.

“En nuestra cultura y según nuestras tradiciones, cuando las chicas crezcan se pondrán el hiyab o se casarán, pero abandonarán el fútbol”, explica.

El presidente del club para ambos sexos, Youssef Moussa, observa el entrenamiento.

“Cuando se presentó la idea de formar un equipo nos enfrentamos a temores porque no es fácil que haya chicas jóvenes jugando en un pueblo conservador. Pero hasta ahora, sin problema”, insiste.

Amal Alaa, una adolescente de 13 años llena de energía, es otra de las jugadoras más entusiastas.

“Me encanta el fútbol y cuando vi que se formaba un equipo pedí a mis padres que me dieran permiso para formar parte de él”, afirma, confesando cuál es su mayor ambición ahora: “Ser la capitana”.

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