La tarde del martes, cuando la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) notificó oficialmente a los clubes y Asociaciones de la paralización de las dos últimas fechas del torneo, Galo Barreto tomó contacto – desde Guayaquil vía telefónica- con sus colaboradores en AFNA para suspender la logística para el partido previsto para ayer entre la Universidad Católica y Mushuc Runa.
A priori, el partido entre los ‘camarattas’ y los del ‘Ponchito’ no es un encuentro de alto riesgo o que concite un interés mayor. Sin embargo, la logística de un partido de fútbol, según dice el gerente de AFNA es importante.
En cada programación de juego hay al menos 400 personas involucradas: policías que custodian el orden, las personas que controlan las 15 puertas del escenario de El Batán, los encargados de las boleterías sur y norte del estadio y los vendedores que tiene su asociación dentro del escenario y los revendedores y comerciantes informales que se ubican en el anillo exterior del escenario.
Cuando Barreto anunció a sus colaboradores de la decisión de la Ecuafútbol, se tuvieron que hacer llamadas al Municipio de Quito, en donde ya constaban las 500 entradas que iban a salir a la venta para este partido.
Ese es el número aproximado de tiques que salen a la venta en un partido de la Universidad Católica, el equipo que menos convoca en la ciudad.
Con el Cabildo se llegó a un acuerdo para usar esos boletos el próximo miércoles, cuando el torneo se reinicie, con el mismo partido.
Pero además se debieron cursar notificaciones a la Policía para que no envíe a su personal para custodiar la seguridad del espectáculo.
Danilo Molina, uno de los encargados del custodio de las puertas de ingreso al estadio, dice que la medida de hecho los perjudica, pues ese trabajo es parte de sus ingresos. Sin embargo, reconoce que los jugadores están en su derecho de reclamar sus haberes.
Las personas que trabajan en el control de puertas reciben su paga con el dinero de las taquillas, por lo que por estos días no contarán con esos ingresos.
Su trabajo empieza dos ó tres horas antes del inicio de los partidos y termina luego de la rueda de prensa. Cuando un partido tiene más de 5 000 espectadores, según dice Barreto, hay un arreglo para cancelarles con el 1,5% de la taquilla y cuando el partido tiene menos gente el arreglo es otro.
La falta de fútbol también perjudica a los vendedores de comida que se expende en los bares del escenario y en los distintos puntos del estadio.
También a los negocios aledaños al escenario. “Esperamos que todo se resuelva por el bien de los jugadores y de todos quienes trabajamos en el fútbol”, dijo Barreto, gerente de AFNA.