Juan Paredes vivió y creció en una cancha de fútbol. Lleva más de dos décadas cuidando de la cancha del estadio Olímpico Atahualpa y cuando era niño su padre era el cuidador de la cancha del estadio El Arbolito, en El Ejido.
Antes de cada jornada, Paredes cumple el ritual de dejar la cancha a punto: coloca las redes del escenario de El Batán, demarca la cancha del escenario y pasa la máquina niveladora para que el gramado quede al ras.
Hace una semana, el pasado martes, el canchero había colocado las redes del escenario, cuando le vino la notificación de AFNA en la que se le informaba que el torneo estaba paralizado, por la medida de hecho de la Asociación de Futbolistas del Ecuador (AFE).
Paredes recibe un sueldo mensual por su trabajo y no se sintió afectado por la paralización del torneo, pues sus ingresos no dependen directamente de la realización de una jornada de fútbol.
A quien sí le afectó fue a su esposa, quien en cada programación de fútbol recibe un dinero por entregar un refrigerio a los policías que custodian la seguridad en el Atahualpa.
Hoy, miércoles 30 de julio el escenario de El Batán, recibe el partido entre Universidad Católica y Mushuc Runa, que debía jugarse hace siete días.
AFNA llegó a un acuerdo con el Municipio de Quito para usar los boletos que mandó a imprimir la semana pasada y no desperdiciar dichos tiques, según confirmó el gerente de la institución, Galo Barreto.
En una programación futbolística, de acuerdo con el directivo, trabajan alrededor de 400 personas, entre policías, personal encargado de cuidar las puertas, vendedores de comida en el interior del escenario y comerciantes de artículos como camisetas, gorras…
Carmen Díaz, presidenta de la Asociación de Vendedoras de los estadios de Pichincha, dijo que su situación se complicó luego del Mundial y la paralización del torneo. “Nosotros dependemos de esto, hay 163 socios que dependen del fútbol para poder comer”.