La presentación de Ecuador ante Estados Unidos merece unas reflexiones:
1. ¡Basta de suplentes!
Es una vergüenza que la cacareada RENOVACIÓN de la Tricolor se esté apoyando en jugadores que son suplentes. ¡Ya basta! El interino Sixto Vizuete está dando palos de ciego y cae en la irresponsabilidad de llevar a muchos elementos que no marcan la diferencia en sus clubes. ¿Por qué cree que lo harán en la Tricolor? Puede ser que exista una excepción, como el arquero de Argentina, ¿pero tres en cancha y tres en el banco? A la Tricolor deben ir los mejores. Y es una falta de respeto a la afición que se alineen a dos centrales que en sus clubes comen banco y uno de ellos a veces mira los cotejos por TV. Qué pena que nos mientan que eso es ‘proceso’. Eso no es renovación ni proceso, es pereza y esperar que suene la flauta.
2. Los veteranos
La fórmula de Vizuete de mezclar nuevos con veteranos es razonable. Pero falla en mantener a Castillo (sin equipo) y Ayoví (de salida por la edad), cuando en sus puestos hay que probar más jugadores. Lo que sobran en Ecuador son los volantes de segunda línea y ellos deben ser probados. Christian Noboa, en cambio, está en buen momento y se perfila como el capitán para el 2015.
3. Ecuador, un desastre
Seamos honestos: la Tricolor fue una colección de desaciertos y rescató el resultado porque EE.UU. también hizo ensayos. Los defensas fueron superados, llevados de la manito, ya lo sabemos, sobre todo porque el espacio entre ellos era territorio fértil para el rival. Pero también vimos que a Juan Carlos Paredes, quizás el más lúcido del equipo, le costaba mucho retroceder. Ecuador tampoco mostró gran movilidad en el ataque y los tricolores, cuando tenían el balón, no se apoyaban en sociedades sino en individualidades, en remates de media, en pescar rebotes. Estados Unidos tomaban a los visitantes en posta. Cazares, finalmente, demuestra que es un jugador especial, pulido, pero necesita un socio.
4. ¿Y Enner?
Valencia estuvo solitario. Cayó varias veces en fuera de juego. Desordenaba el esquema porque, en lugar de ser elemento de área, retrocedía para buscar la pelota, en vista de que no le llegaba nada bueno. En todo caso, Valencia anotó el gol del empate con un remate dese fuera, una de sus grandes armas, señal de que puede rescatar un partido que se puso cuesta arriba. Pero también en sintomático que Enner no cabeceó ni una sola vez: cómo hacerlo si jamás le mandaron un buen centro.
5. Gruezo viajó… para nada
Es un enorme desperdicio hacer viajar a Carlos Gruezo desde Alemania y no meterlo sino a menos de diez minutos del final. Eso de las ‘razones tácticas’ son paparruchadas. La verdad es que el cuerpo técnico no supo qué hacer con este jugador que tiene minutos en la Bundesliga y que, bien usado, puede marcar una enorme diferencia.