Los clubes han hecho esfuerzos económicos, tal vez exagerados en algunos casos, para esta temporada. Más pudieron los anhelos de los dirigentes para que trasciendan sus planteles que procesar los efectos de la crisis económica del fútbol, que se ha palpado en los últimos años.
Es insuficiente poner plazos para que los clubes paguen deudas atrasadas a exjugadores y técnicos en la Ecuafútbol. Esas medidas son parches y no evidencian una verdadera reestructuración.
A los dirigentes de los clubes y asociaciones no les interesa dar ese gran salto. Aumentan anualmente los presupuestos sin limitaciones, algunos sin garantía, sin que haya un control de parte de la Ecuafútbol en esta área. Presupuestar USD 63,5 millones entre los 12 clubes, para este año, es atractivo, pero también es un riesgo porque no hay regulaciones.
Una muestra de ese desinterés es que en los últimos años, el 95% de directivos que asistieron a los Congresos de fútbol aplaudieron las gestiones de Luis Chiriboga. También hicieron lo mismo, el 6 de enero pasado, con Carlos Villacís. No les conviene, por sus intereses, dar ese salto para incorporar normas que puedan sostener el fútbol ecuatoriano. Lo último que han respaldado es que una empresa -la uruguaya Tenfield- entre a administrar los derechos de TV desde el 2018, que les generará más millones de dólares. Todo eso es insuficiente.